Schteinbarg fundó el Instituto de Conservación de Ballenas junto a Diego Taboada y Mariano Sironi. La asociación civil sin fines de lucro mantiene vivo el legado de Roger Payne, científico que desarrolló la técnica de la fotoidentificación.
Roxana Schteinbarg es una de las fundadoras del Instituto de Conservación de Ballenas. Desde hace décadas trabaja por la preservación de los cetáceos, y lo hace a partir de los pilares de la investigación y la educación. La experta explica la importancia de la fotoidentificación de las francas australes en Península Valdés y también revela cuáles son las amenazas que ponen en riesgo la integridad de estos animales.
Una vocación inesperada
Para Roxana Schteinbarg, la aparición de las ballenas en su vida y el surgimiento de una vocación de preservación se dieron de manera completamente inesperada.
La investigadora argentina dio sus primeros pasos como profesional en otra disciplina. Es Ingeniera Agrónoma egresada de la Universidad de Buenos Aires y trabajó durante años como consultora en los sectores público y privado.
Pero todo cambió hacia 1989, cuando viajó con Diego Taboada (uno de los fundadores y actual presidente del Instituto de Conservación de Ballenas) a la provincia de Chubut para conocer Península Valdés.
Allí, Schteinbarg quedó fascinada con la belleza de la flora y la fauna del lugar. Y, en especial, quedó impactada con las ballenas, aunque entonces no sabía mucho sobre ellas.
Poco tiempo después, Roxana y Diego conocieron a John Atkinson, quien estaba encargado del relevamiento aéreo de la región con fines de fotoidentificación de ballenas. Y, a través de este, llegaron a Roger Payne, el biólogo estadounidense que se instaló en Península Valdés a comienzos de la década de 1970 para estudiar a los cetáceos.
La creación del Instituto
De la misma manera en que conocieron a Roger Payne, Schteinbarg y Taboada se enteraron de la existencia del Whale Conservation Institute. El desconocimiento sobre ambas cosas en Argentina no era propio de ellos: existía poca información y la misma no se difundía en el país.
Así lo reveló la investigadora en una entrevista. También dijo que esto fue lo que la impulsó a ella y sus colegas a comprometerse y a trabajar de forma activa en la causa.
Primero lo hicieron con la creación del Programa de Adopción de Ballenas en Argentina. El objetivo era recolectar fondos para aportar a los proyectos de investigación del Whale Conservation Institute.
Poco tiempo después, establecieron un vínculo de representación con el organismo mencionado y así fue como nació el Instituto de Conservación de Ballenas, asociación civil sin fines de lucro que fue creada con el objetivo de preservar a los cetáceos del país.
Schteinbarg, Taboada y Mariano Sironi, otro de los fundadores, coincidieron en que la investigación científica sería la clave para la conservación de los mamíferos marinos. También dieron importancia a la educación, a la divulgación, con el fin de que los conocimientos adquiridos lleguen a la población y generen concientización en las personas.
Una técnica de estudio clave
Roxana Schteinbarg explica que las tareas de fotoidentificación continúan siendo fundamentales en la actualidad, a más de 50 años del comienzo de las mismas.
La técnica de investigación fue desarrollada por Payne, quien descubrió que las francas australes que visitan la región de Península Valdés presentan una serie de callosidades únicas en sus cabezas, las cuales permiten distinguirlas unas de otras.
Hasta el momento, el Instituto lleva identificadas más de 4 mil francas australes. El seguimiento de estos ejemplares permite obtener información sobre su estado de conservación. También nuevos datos sobre el comportamiento poblacional de la especie, sus movimientos migratorios, hábitos de alimentación y más.
Amenazas actuales
La investigadora argentina se desempeña en el Instituto como coordinadora de comunicación y de programas de conservación. También es representante de la organización en la Comisión Ballenera Internacional y en las reuniones del Foro para la Conservación del Mar Patagónico y Áreas Influencia.
Su rol consiste en la defensa de las ballenas y de sus hábitats naturales. Se posiciona frente a amenazas como la posibilidad latente del regreso de la cacería comercial.
Al mismo tiempo, destaca que esta no es la única amenaza que enfrentan los cetáceos. Los enmallamientos con redes de pesca, las colisiones con embarcaciones, la contaminación química y acústica son otros fenómenos que ponen en riesgo su integridad.
Ante todo, Roxana enfatiza el rol que cumplen las ballenas para la salud de los océanos y la integridad de los ecosistemas marinos. Y lo hace en representación del Instituto, organismo con décadas de experiencia en la conservación de cetáceos de Península Valdés.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.