La investigadora inglesa se destaca por seguir el dialecto único de las ballenas azules de Chile. Grabó durante años el canto de los ejemplares machos y comparó los registros con el de otras poblaciones del mundo. 

Sussanah Buchan llegó a Chile en 2007 con el objetivo de estudiar a las ballenas. 17 años después, continúa en el país sudamericano y es una de las mayores especialistas en los cetáceos de la región. Su trabajo fue fundamental para descubrir nuevos aspectos sobre la especie azul. También aporta información necesaria para desarrollar medidas más eficaces para la conservación de los mamíferos marinos. 

Una fascinación temprana

Sussanah Buchan nació en Inglaterra en 1983. Su pasión por las ballenas comenzó cuando era apenas una niña y pasaba las vacaciones con sus abuelos en Canadá.

El contacto con el océano le despertó una fascinación por el mar y los cetáceos. También descubrió que quería hacer algo para ayudar a las ballenas al observar un ejemplar de jorobada atascado en redes de pesca y haciendo esfuerzos por liberarse. 

Estudió en el National Oceanographic Center de la Universidad de Southampton, en su país natal. Luego logró una maestría en Escocia, en la Universidad de Saint Andrews.

Además de los conocimientos obtenidos, para Buchan la experiencia fue trascendental ya que allí conoció a Max Bello, investigador chileno del Centro Ballena Azul de Valdivia. Gracias a él, la oceanógrafa inglesa tuvo su primer contacto con esta especie del Pacífico sur.

Cambio de planes

Buchan llegó a Chile en 2007 con el objetivo de conocer más sobre la ballena azul de la región. Lo hizo pensando que se quedaría por 5 meses: ya pasaron 17 años y la investigadora continúa viviendo en Sudamérica.

En una entrevista con la prensa compartió que en varias oportunidades le preguntan por qué sigue eligiendo Chile. Su respuesta es que el 50% de las especies de ballenas y delfines de todo el mundo se encuentran en las aguas del país.

En la actualidad, es una de las investigadoras de cetáceos más destacadas de Chile y cuenta con una trayectoria extensa y exitosa. Se desempeña en el Centro COPAS Coastal (Centro de Investigación Oceanográfica en el Pacífico Sur-Oriental) y en el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA). 

También sigue a la ballena fin en la región de Atacama, en Caleta Chañaral de Aceituno. Y todos sus trabajos los encara con el mérito de haber descubierto un aspecto hasta ahora desconocido de la ballena azul chilena.

El canto chileno

Buchan llegó a Chile con 23 años y sin hablar español. Lo hizo para trabajar en la ONG Centro Ballena Azul y con el objetivo de realizar un trabajo académico sobre estos cetáceos de Sudamérica.

La investigadora recuerda que por entonces no se tenía mucha información sobre estos ejemplares. Tampoco se sabía con claridad cuál era la ruta migratoria que tenían entre Chile y la Antártida.

Junto a distintos colaboradores, entre ellos el biólogo marino Rodrigo Hucke-Gaete, comenzó a grabar el canto de las azules con un hidrófono. Fue un trabajo arduo, de 8 horas diarias y de meses de silencio en alta mar.

Finalmente logró registrarlo y entonces se le abrió un nuevo camino de investigación. Continuó con las grabaciones durante años y comparó las mismas con los cantos de azules de otros lugares del mundo: de la Antártida, de California, Estados Unidos, y del Océano Índico.

Los resultados fueron asombrosos: Buchan descubrió que la ballena azul de Chile tiene un dialecto único, distinto al de las otras poblaciones de cetáceos del planeta. 

Se trata de un canto nuevo y singular, distinto al de otras poblaciones. Recibió el nombre de “canto chileno”, se sabe que es emitido por los ejemplares machos y se cree que responde a la búsqueda de pareja con fines reproductivos. 

Una especie amenazada

La oceanógrafa inglesa explica que su interés acústico por el canto de las ballenas va más allá de su propia singularidad. Su objetivo es obtener información que permita comprender por qué las azules eligen su hábitat y conocer más sobre la especie.

Su trabajo como investigadora científica se encuentra al servicio de la conservación de los cetáceos. Al respecto, Buchan indica que las ballenas de Chile enfrentan amenazas como la colisión con embarcaciones, el enmallamiento en redes de pesca y la contaminación química y acústica. 

Los datos obtenidos por ella y sus colegas permiten desarrollar mayores medidas de protección. Su trabajo además se posiciona como un ejemplo a seguir en otros países del mundo en los que las ballenas también se ven amenazadas.