Español-Jiménez es la creadora de Fundación MERI y la principal responsable del proyecto The Blue BOAT Initiative. La científica española revela los peligros que implica la contaminación acústica y explica de qué manera afecta a las ballenas.

Sonia Español-Jiménez es una bióloga marina española que se hizo famosa por sus investigaciones científicas en Chile. Durante años estudió a las ballenas de la región y lo hizo a partir de la acústica. Este método de observación se destaca por no ser invasivo y por aportar información valiosa que permite identificar a los cetáceos y también conocer sobre su comportamiento y distribución poblacional, entre otras cosas.

Una vocación temprana

Sonia Español-Jiménez creció viendo series, películas y documentales sobre los océanos y la fauna marina. Hubo un programa que la marcó de forma especial: “Las nuevas aventuras de Flipper”. 

La serie giraba en torno a un delfín que tenía la capacidad de comunicarse con su entrenadora. La pequeña Sonia soñaba con eso. Y, a medida que fue creciendo, sus ilusiones dieron forma a su vocación profesional.

Español-Jiménez estudió la Licenciatura en Ciencias del Mar en la Universidad de Cádiz, en España. Ya en Chile, se recibió de Doctora en Biología Marina y de Magíster en Energías Renovables, ambos títulos por la Universidad Austral. 

Por qué las ballenas

Su vocación estaba en el estudio de los mamíferos marinos y en la posibilidad de comunicarse con estos animales. Decidió especializarse en ballenas porque, a medida que profundizaba en sus investigaciones, descubría el enorme potencial de estos cetáceos en materia de sonidos.

Fueron sus investigaciones las que la llevaron a Chile. Ella misma expresa que 9 de las 11 especies de ballenas que se pueden encontrar están presentes en las aguas de la región. Y que es un fenómeno único en el mundo. 

Sonia hizo su tesis doctoral sobre la ballena jorobada. Y estudió a otras especies, como las azules. También investigó otros tipos de cetáceos, entre ellos el delfín.

El estudio de los sonidos

Español-Jiménez explica que la acústica permite obtener información muy valiosa sobre las ballenas y el ecosistema marino en general. Gracias al estudio de los sonidos, resulta posible identificar a los cetáceos y conocer más sobre sus movimientos migratorios, sus hábitos de alimentación y sus comportamientos, entre otras cosas.

Dice que cada animal emite su propio sonido, lo que permite saber qué tipo de biodiversidad marina existe en una región determinada. También agrega que se trata de una técnica no invasiva, que no implica riesgo alguno ni para las ballenas ni otros animales.

Ni siquiera hace falta que las ballenas estén presentes físicamente. Las identificaciones se pueden hacer a distancia. En la actualidad incluso existen herramientas de Inteligencia Artificial que optimizan el trabajo y permiten el análisis de sonido con mayor facilidad. 

La contaminación acústica

En materia de conservación, Sonia es responsable de 2 grandes logros. El primero de ellos es la creación de Fundación MERI, una organización sin fines de lucro que estimula la investigación científica con fines de conservación.

Otro es el impulso de The Blue BOAT Initiative, proyecto centrado en la regulación del tráfico marítimo en la Patagonia del norte de Chile. El objetivo de este es reducir la presencia del ruido en la región y las colisiones de las ballenas con embarcaciones.

Ambos proyectos refieren a una de las grandes amenazas que enfrentan los cetáceos en la actualidad: la contaminación acústica. Español-Jiménez rechaza la idea de que el océano es “paz y silencio”. Dice que, por lo contrario, es un lugar sumamente ruidoso. Y que las ballenas se ven muy afectadas por esto.

La importancia de la investigación científica

La contaminación acústica impide la comunicación de las ballenas, algo que es fundamental para su supervivencia. Si no se escuchan entre sí, se desorientan y las consecuencias pueden ser fatales. 

El estudio de los sonidos del mar y de las ballenas es fundamental para comprender los riesgos de la contaminación acústica. También es necesario para impulsar acciones concretas con fin de revertir la amenaza.

La bióloga marina española destaca a su vez que las posibilidades de investigación en Chile son enormes. Afirma que, si bien es uno de los lugares del mundo con mayor biodiversidad de cetáceos, el conocimiento científico que se tiene sobre estos es escaso. Por lo que se debe seguir trabajando.