Hace casi dos años, Península Valdés fue testigo de una tragedia: 30 ballenas francas australes, muchas adultas y algunas juveniles, aparecieron varadas en las costas de Golfo Nuevo. 

El caso de las ballenas francas australes muertas de Península Valdés dejó en evidencia el peligro que pueden generar las floraciones algales nocivas. Científicos que investigaron la causa de muerte de los cetáceos llegaron a la conclusión de que la hipótesis más probable es la de intoxicación por biotoxinas paralizantes.

Las claves de la tragedia

Los hallazgos se produjeron entre el 24 de septiembre y el 11 de octubre de 2022. En total se encontraron 30 ballenas francas australes muertas: 26 de ellas eran adultas y 4 eran juveniles.

Aparecieron en distintas costas de las aguas de Golfo Nuevo, en Península Valdés. A primera impresión se observó algo que luego sería confirmado por los investigadores: ninguna de ellas presentaba evidencias de lesiones traumáticas.

Con esto se descartó de entrada la posibilidad de que hayan muerto por colisiones con embarcaciones o accidentes similares. Sin embargo, el enigma por los decesos se vio incrementado por la cantidad de cetáceos involucrados y por la coincidencia en el período de tiempo.

Las dificultades de las necropsias

Los investigadores procedieron con el análisis de los cuerpos para identificar, entre otras cosas, la causa de las muertes. Pero no todas las ballenas se pudieron estudiar.

En primer lugar, muchos ejemplares se encontraban en un avanzado estado de descomposición. Muchos otros, a su vez, aparecieron en playas aisladas y de difícil acceso para los científicos.

Otro problema se presentó porque muchas ballenas vararon en playas públicas. Y, por cuestiones de prevención sanitaria, no se permiten análisis forenses en estos espacios.

Finalmente se pudieron realizar 6 necropsias completas que permitieron dar con diagnósticos confiables. También se recolectaron muestras externas en otros 3 ejemplares que estaban en espacios públicos y no podían ser remolcados hacia otros sitios por cuestiones de logística.

¿Cuáles fueron los resultados?

En los estudios participaron el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (PMSBFA), el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), la Dirección de Fauna y Flora Silvestres de Chubut y el Instituto de Investigación de Hidrobiología de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.

La conclusión principal indica que los cetáceos habrían muerto debido a una floración algal nociva que se dio en Golfo Nuevo entre los últimos días de septiembre y los primeros de octubre de 2022.

Además de no presentar evidencias de lesiones externas, se observó que todas las ballenas se encontraban en una buena condición corporal, con abundante grasa abdominal y una buena capa de grasa aislante.

Cada uno de los cetáceos examinados mostraron evidencias de ingesta reciente de alimento. En distintos órganos, tejidos y fluidos de las ballenas se hallaron distintas sustancias que son productoras de biotoxinas capaces de matar aves y animales marinos.

De las 30 francas australes encontradas, 19 eran hembras (puede que hayan sido más, ya que 8 quedaron sin identificar). Esto refuerza la hipótesis de la intoxicación: como es una época en la que tienen que amamantar a sus crías, las ballenas se suelen alimentar con plancton.

Por último, en el mismo período se registraron muertes de aves y lobos marinos en la región. Estos animales fueron analizados y también se encontraron en ellos cantidades elevadas de biotoxinas del tipo paralizante, provenientes tanto de plancton como de moluscos.

Un desastre impredecible

El contacto de las ballenas con las toxinas algales puede ser directo o indirecto. Este último se produce cuando el vínculo se establece entre los cetáceos y otros organismos marinos expuestos a las sustancias.

Los estudios llevados a cabo durante el 2022 dejaron una vez más en evidencia la necesidad de seguir investigando. Existe documentación acerca de los organismos marinos que están expuestos a las toxinas, pero la misma hace referencia a las consecuencias que pueden tener para la salud humana.

Pero hay organismos que no afectan a los humanos y sí a las ballenas y otros animales marinos. Como no hay mucha información acerca de esta problemática, resulta sumamente difícil poder predecir desastres tales como el que ocurrió con las francas australes de Península Valdés.

La necesidad de seguir investigando se debe a la poca información que existe sobre la cuestión y a la potencial utilidad de estos conocimientos: cuanto más se sepa, mayores serán las herramientas para conservar a las ballenas.

🐋💔 En Península Valdés, una tragedia puso en primer plano el riesgo que las toxinas de algas nocivas tienen para las ballenas francas australes.

🌊📢 En total fueron 30 los cetáceos que murieron por esto. La investigación revela la urgencia de prevenir estas amenazas y brinda nuevas herramientas para conservar a los mamíferos marinos.

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