El reciente estudio científico también aporta nuevos argumentos acerca de por qué es necesario combatir la contaminación acústica que los seres humanos generan en los océanos.

El sonido que emiten las ballenas es producto de una laringe singular y única entre todos los mamíferos. Así lo afirma una reciente investigación científica que aporta nuevos conocimientos acerca de la fonación de los cetáceos. El estudio se centró en los misticetos y plantea la necesidad de seguir profundizando en su anatomía.

Una manera de comunicarse

Lo que para los seres humanos es un canto bello que constituye un fenómeno único en el mundo, para las ballenas no es más que la manifestación de su fonación.

Se trata de la manera en que estos cetáceos emiten sonidos para comunicarse. Las melodías, la frecuencia de los cantos y las diferencias entre cada especie han sido algunas de las cuestiones que llamaron y atraen la atención de los científicos.

Se sabe que la música de las ballenas es un fenómeno de ecolocalización. Estos mamíferos marinos emiten sus sonidos para comunicarse entre sí y poder ubicarse. También se dice que es una herramienta que tienen los machos a la hora de llamar la atención de las hembras.

Las claves de un nuevo estudio

Más allá de la finalidad de los sonidos, hay aspectos que llaman la atención por sí mismos. La distancia que pueden recorrer las frecuencias es apenas uno de ellos.

Entre 2018 y 2019, un grupo de científicos que se especializan en la fonación de los cetáceos se propusieron profundizar en el aspecto anatómico del fenómeno.

El primer desafío al que se enfrentaron fue que necesitaban laringes “frescas” para poder realizar la investigación con precisión. Y la dificultad se encuentra en que las ballenas muertas entran en estado de descomposición con suma rapidez.

Coen Elemans es profesor en la Universidad del Sur de Dinamarca. También es quien encabezó la investigación. Tanto él como sus colaboradores se pusieron en contacto con distintas organizaciones ambientalistas y pidieron que les avisaran cuando hubiese varamientos de ballenas en la región.

Así lograron hacerse de una muestra de tres cetáceos, todos ellos del orden de los misticetos: un rorcual minke, un rorcual boreal y una ballena jorobada.

Los diseccionaron para estudiar la anatomía de la laringe y descubrieron que su estructura es única en la familia de los mamíferos. En pocas palabras, es la clave que permite a las ballenas emitir los sonidos por los que son tan conocidas.

Una cuestión de evolución

Joy Reidenberg es profesor en los Estados Unidos y, aunque no participó de la investigación, estudia de cerca la anatomía de las ballenas. El especialista fue claro al explicar que ningún otro animal vocaliza de la misma forma en que lo hacen estos cetáceos.

Elemans, autor principal del artículo que se publicó en la revista Nature, indica a su vez que la laringe tomó su forma debido a un proceso evolutivo, con las adaptaciones que se produjeron cuando los antepasados de las ballenas, unos mamíferos terrestres, decidieron regresar al lugar donde comenzó todo: el agua.

Los investigadores realizaron tomografías computarizadas de las muestras y también varios experimentos. Soplaron aire imitando el sistema respiratorio de las ballenas para ver los efectos que se producían en las cuerdas vocales. Además, crearon modelos 3D para simular el funcionamiento.

Descubrieron, por ejemplo, que las cuerdas vocales se frotan contra una almohadilla de grasa, la cual se encuentra en la parte superior de la laringe. También dieron con conocimientos acerca de las frecuencias en las que se producen los sonidos.

El peligro de la contaminación acústica

Los especialistas llegaron a la conclusión de que las estructuras laríngeas de las ballenas emiten sonidos que no pueden superar frecuencias de 300 hertzios (Hz), y que se propagan solo hasta unos 100 metros por debajo de la superficie del mar.

Se trata de una profundidad y de un rango de frecuencia que coinciden con los sonidos generados por el ser humano. El tráfico de embarcaciones y la minería submarina son algunas de las actividades que los producen. Al “tapar” las voces de las ballenas, estas no pueden comunicarse y pierden la posibilidad de contacto.

La investigación, por lo tanto, vuelve a poner en primer plano la amenaza que supone la contaminación acústica. También la necesidad de reducirla a través de acciones concretas y comprometidas con la conservación.

La necesidad de seguir investigando

Otro de los aportes del estudio es que abre una puerta al futuro, marca un camino a seguir.

La investigación se realizó con apenas tres ballenas, una cantidad bastante escasa para generalizar y para dar con un conocimiento científico sólido. 

También se plantea la necesidad de estudiar otras especies de ballenas. Incluso de observar lo que ocurre con los cetáceos en sus distintas etapas de la vida, en especial desde que nacen hasta que llegan a la adultez.

El desafío es obtener las muestras necesarias que habiliten a la investigación científica. Estudiar a las ballenas ayuda a conocerlas en mayor profundidad: cuanto más se sabe sobre ellas, más herramientas se tienen para trabajar en su conservación.

🌊🔬 ¡Fascinante! Una investigación científica revela un nuevo descubrimiento sobre las ballenas.

🐋🔍 El estudio se centró en la fonación de estos cetáceos y en su particular laringe, gracias a la cual emiten los sonidos por los que son tan conocidos. ¡Conoce todas las claves del hallazgo en nuestro nuevo artículo! (enlace)

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