Greenpeace te sumerge en el universo único de las ballenas. Por ello, hoy presentamos la historia de una ballena que produce melodías de mar a 52 hercios. Una particularidad que fue detectada en una ballena azul, especie que los científicos creen, es la más solitaria del mundo.

Un canto marino único y diferente a cualquier fue detectado en la década de los 90 por primera vez. Y, los integrantes del equipo científico de biología marina que lo monitoreaban para ubicar su origen no podían dar crédito que proviniera de una ballena.

Ya por ese entonces, se tenía conocimiento de que las ballenas podían construir melodías y que éstas podían viajar miles y miles de kilómetros para transmitir un mensaje determinado aotras poblaciones de ballenas ubicadas en sitios tan remotos como quizás, otro hemisferio. 

Los investigadores conocían al momento, que una ballena común podía emitir un sonido de 15 a 25 Hz, -la unidad internacional de medición de la frecuencia del sonido-. Entre ellas, que la ballena azul podía emitir sonidos y construir melodías en un rango un poco más amplio, entre los 10 y 40 Hz. Por este motivo, el equipo de biólogos marinos de la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) quedó sorprendido al detectar, en los años 90, un sonido con una frecuencia un poco más elevada que parecía provenir del fondo del Océano Pacífico.

La frecuencia misteriosa de 52 Hz

Años más tarde, la misma frecuencia fue detectada en diversas ocasiones nuevamente por el equipo de investigadores. Al intentar describir este particular sonido, los científicos no dudaron en afirmar que les recordaba al sonido emitido por una tuba, pero mucho más bajo, incluso de un tenor casi imperceptible para el oído humano. Desde entonces, los investigadores comenzaron a estudiar y a establecer relaciones de estos registros particulares que sonaban “como una tuba”, con los de los cantos de las ballenas, que según se sabía se podían comunicar entre sí con frecuencias específicas.

Utilizando un sistema de monitoreo y detección soviético, los científicos integrantes de WHOI lograron medir la particular frecuencia auditiva (“calificada como de tuba”) en unos 52Hz. Para identificar su procedencia, intentaron seguir el hilo del rastro auditivo y éste los condujo ante la presencia de una ballena azul. Al principio, se manifestaron renuentes a aceptar que el “sonido de tuba” proviniera de tal mamífero —dada la baja frecuencia percibida—, pero , lo cierto es que luego pudieron ratificar que este era su verdadero origen .

En el comienzo, los investigadores no pudieron establecer ni el sexo ni la especie del animal. Se barajó la hipótesis de que podría ser un cetáceo y podría estar mal formado de nacimiento, o que podría ser un caso particular de un ejemplar híbrido producto de un apareamiento de ballenas distintas. Sin embargo, luego vieron que se trataba de un espécimen único de ballena azul, que podía cantar en frecuencias nunca antes vistas ni escuchadas.

Es conocido que todas las especies de las ballenas pueden y emiten este tipo de cantos o melodías cuando están buscando pareja, o quieren comunicarse con otros miembros de su grupo o manada que están en zonas remotas. El caso de la ballena cuyo canto tiene una frecuencia de 52Hz no sería diferente, según indican las investigaciones que se concluyeron en torno a este caso.

Una particular canción de amor vuelta eco

Los científicos que investigaron la pista de este ejemplar único, afirman que la baja frecuencia del canto emitido se puede llegar a interpretar como una canción de amor no correspondido. Como si este ejemplar de cetáceo se encontrara aún en medio del vasto océano, como en un cuarto en completa soledad . Por ello la ballena emite su canto que parece como si se encontrara en una cámara de eco: sin obtener ninguna respuesta.

Luego de tres décadas de la primera detección de este “sonido de tuba”, el canto de la ballena de los 52Hz sigue siendo registrado en el fondo del océano de modo esporádico . Los científicos han llegado a la conclusión de que esta ballena vive por su cuenta,de forma solitaria y no en grupo como sería lo habitual. La hipótesis más firme que se maneja al día de hoy, es que esta ballena nada en soledad durante sus recorridos migratorios entre Estados Unidos y Canadá, pero aún no se ha podido determinar que es lo que hace que este ejemplar viva en estas condiciones particulares de soledad y aislamiento . Un hecho inédito que sigue despertando curiosidad y misterio en la comunidad científica que espera ser resuelto en un futuro luego de mayores y más profundos estudios.