Japón sufrió un duro revés en relación a su postura pro caza de ballenas en la reunión anual de la Comisión Internacional de Ballenas (IWC, por sus siglas en inglés) que se celebró en la isla de San Cristóbal y Nevis en la zona del Caribe.

El conjunto de naciones a favor del proteccionismo ballenero derrotaron la propuesta presentada por la delegación japonesa que bregaba por lograr consenso y permitir a algunas de sus comunidades costeras la caza de ballenas para el consumo y comercialización local.

Sin embargo, según informaron fuentes participantes de la reunión , la puja estuvo pareja ya que señalaron que en esta oportunidad, Japón perdió su moción tan sólo por un voto, ya que el arribo tardío de algunos delegados sumó el apoyo a las propuestas en favor de Tokio.

La votación se realizó en sucesivas rondas. En la primera etapa del sufragio , Japón perdió sorpresivamente dos votaciones que eran clave en su intento reiterado de poner fin a la protección internacional que ejerce la CIB sobre la caza de especies hoy resguardadas como son las toninas y delfines .

En la segunda parte de la votación, Japón no logró que se aprobara su proyecto en relación a la suspención de que los votos fueran emitidos en secreto. Con su pedido Japón buscaba ejercer presión sobre los países contrarios a su postura, pero no logró su cometido y la votación se desarrolló como se acostumbra en cada reunión. Y, en esta segunda instancia, tampoco pudo derribar la barrera que protege en la actualidad a las ballenas de ser cazadas en los mares del mundo. 

Un verdadero juego político de fondo entre los países de la CBI


En el trasfondo de la votación, según dicen los expertos , se jugaba el equilibrio de poder al interior de la Comisión Internacional de Ballenas, que había sufrido modificaciones en esta oportunidad. El motivo fue la incorporación de cuatro nuevos países al conjunto de naciones que conforman la CIB ( IWC) en donde tres de ellos sumaron su apoyo a los pedidos y mociones de Japón.

Pero , esta situación desató el reclamo de las organizaciones proteccionistas de ballenas quienes pusieron de relieve ante los delegados a la reunión, que no debería prevalecer el criterio de que el futuro de las ballenas y los delfines dependa de un juego político numérico entre los países que integran la CIB.

Giuseppe Raaphorst, integrante de la comisión danesa para la pesca de ballenas, elevó una propuesta con el objetivo de lograr la unificación de los ministros en la reforma de la CIB, a la que calificó como una organización que debería “aggiornarse” para funcionar más aceitadamente y responder con celeridad a las necesidades concretas en beneficio de las ballenas.

Proteger a las ballenas es la prioridad número 1

“La CIB debe poner los medios adecuados para enfrentar de modo positivo y efectivo las necesidades conservacionistas ambientales que se requieren hoy, para estar a la altura de las circunstancias. Se debe buscar una forma de gobernación muy elevada y altruista. Una gobernación que promueva la toma decisiones efectivas y eficaces y siga adelante permanentemente avanzando con acciones de conservación en cada rincón del planeta. Creo que si la CBI no avanza, retrocede. Si la organización retrocede debe buscar replantearse su misión ya que su función es de crucial importancia en los tiempos que corren” agregó el comisionado danés.

Lo sorprendente fue que la propuesta de reformas alzada a la CBI causó divisiones al interior de la comisión de naciones participantes de la reunión anual. Mientras que los países que buscaron la protección de las ballenas apoyaron las reformas propuestas por el comité directivo de la CBI, las naciones que desean el levantamiento de la veda a la caza optaron por una modificación al esquema presentado por Japón.

Según el plan nipón , los países que buscan el permiso para la activación de la caza están listos para unirse a espaldas de la CBI para planificar una nueva estrategia para implementar en el futuro cercano. Las naciones que en la actualidad se oponen a la caza comercial de ballenas como , Australia, el Reino Unido y Nueva Zelanda, consideran que ,desde hace varias décadas, las ballenas son animales cuya conservación es de vital importancia para la humanidad y que no deben ser cazados sino protegidos bajo toda circunstancia.