Las ballenas tienen 5 sentidos: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Sin embargo, no todos están desarrollados de la misma manera. Algunos más que otros, dependiendo del tipo de ballena y en el medio en el que viven.

Las ballenas son mamíferos marinos. Hay dos tipos: las misticetas o ballenas con barbas y las odontocetas o ballenas dentadas. Estos animales tienen cinco sentidos que funcionan a su manera.

Los cinco sentidos de las ballenas

La vista: El sentido de la vista en las ballenas no es muy agudo. Y es que en el agua la luz que tienen es muy escasa. Por consecuencia, se dispersa fácilmente. De esta manera, las ballenas tienen ojos adaptados para poder ver tanto en el aire como también bajo el agua. Asimismo, su visión siempre es mejor en la superficie que en las profundidades.

La retina de sus ojos contiene principalmente bastones. Estos son sensibles a la luz de baja intensidad. También, tienen pocos conos que les permiten distinguir los colores y la luz brillante. Algo muy importante, es que tienen una capa reflectante detrás de la retina que las ayuda a aprovechar la luz disponible.

Sus ojos se encuentran constantemente lubricados por una sustancia aceitosa que secretan unas glándulas en la córnea y los párpados.

El oído: El sentido del oído en las ballenas es muy importante. Y es que, les permite comunicarse y mucho más, orientarse dentro del medio marino. Tienen sus oídos adaptados para oír debajo del agua, pero no en el aire. Así es, no tienen pabellón auditivo externo. Más bien, cuentan con una pequeña abertura en cada lado de su cabeza y esta conduce a un conducto estrecho lleno de cera.

Los sonidos se transmiten por los huesos y los tejidos blandos hasta el oído interno. De esta manera las ballenas pueden percibir e identificar varios sonidos de baja y alta frecuencia. Eso, siempre dependiendo del tipo de ballena.

Por ejemplo, están las misticetas que producen sonidos complejos y variados. Estos se conocen como cantos. Mientras, por otro lado, están las odontocetas que emiten silbidos y una especie de clics que usan para la ecolocalización.

El tacto: Este sentido en las ballenas no ha sido muy estudiado. Sin embargo, se cree que su piel es muy sensible a las variaciones tanto de la temperatura, como de la presión y la corriente del agua.

Lo cierto es que las ballenas tienen una capa gruesa de grasa bajo su piel que las aísla del frío como también les da forma hidrodinámica. Esa piel está recubierta por una capa lisa y fina de queratina que reduce el roce con el agua. Asimismo, pueden usar el tacto para interactuar no solo con otros miembros de su mismo grupo sino con otras especies.

El gusto: Es otro de los sentidos de las ballenas que tampoco ha sido muy investigado. No obstante, se supone que tienen receptores gustativos en su lengua y boca que les permiten distinguir los diferentes sabores.

La realidad es que las ballenas no mastican su alimento. Algunas de ellas lo tragan entero y otras lo filtran por las barbas. Por ello quizás, el gusto no es un sentido que haya sido o sea muy relevante para su alimentación.

El olfato: Es el sentido de las ballenas que menos se ha desarrollado del resto. Esencialmente, las ballenas no tienen nariz como los mamíferos terrestres. Estos cetáceos tienen un orificio en la parte superior de su cabeza por donde respiran cuando salen a la superficie.

Dicho orificio no se encuentra conectado con el cerebro por nervios olfativos ni con la boca por una cavidad nasal. Por consecuencia, las ballenas no tienen la posibilidad de oler ni en el aire ni bajo el agua.

Como se puede ver, los sentidos de las ballenas se encuentran absolutamente adaptados a su medio acuático, pero básicamente, a sus necesidades vitales. Gracias a ellos, pueden sobrevivir y comunicarse dentro de un mundo repleto de sonidos y sensaciones.