A lo largo de poco más de 50 años, el Programa de Investigación Ballena Franca Austral logró crear un catálogo que incluye a unos 4 mil ejemplares de esta especie.

El 2023 será conocido en el futuro como el año en el que los drones reemplazaron a los aviones como tecnología de estudio de las ballenas francas australes. Estos dispositivos permiten nuevas posibilidades en la foto identificación de los cetáceos. El mayor beneficio se encuentra en la mejora de las investigaciones científicas.

La Península Valdés como hogar de los cetáceos

El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) indica que existen 5 grandes poblaciones de francas australes a lo largo del mundo. Todas se encuentran en el hemisferio sur y una de las más importantes navega por las aguas del océano Atlántico suboccidental.

Durante la temporada de reproducción y crianza de los ballenatos, estos mamíferos marinos se acercan hasta las costas de Brasil, Uruguay y Argentina. Dentro del territorio sudamericano, las aguas de la Península Valdés parecen ser su región preferida.

Así lo afirman las estadísticas. Según el ICB, de las 5 mil que se reproducen en Sudamérica, 2 mil lo hacen en las aguas de esta zona de la provincia argentina de Chubut.

Una excelente oportunidad para la investigación

Estos cetáceos disponen de una serie de callosidades en la cabeza que constituyen un fenómeno único. Los mismos funcionan de una manera similar a las huellas dactilares en los seres humanos: no hay dos ballenas con el mismo patrón, y por lo tanto cada ejemplar puede ser identificado de forma individual.

Roger Payne descubrió esto en 1970. Al año siguiente, dio inicio al “Programa de Investigación Ballena Franca Austral” con el fin de conocer más acerca de esta especie.

El lugar elegido fue Península Valdés debido a la cantidad de ejemplares que arriban año tras año para reproducirse. Desde entonces se llevó a cabo un proceso conocido como “foto identificación”, que consiste en fotografiar de cerca a los cetáceos para estudiarlos en profundidad.

Las ballenas y el avance de la tecnología

Durante poco más de 50 años, la “foto identificación” se realizó mediante vuelos tripulados en las aguas de Península Valdés. 

De la mano de Payne y de todos los científicos y colaboradores que se sumaron al proyecto, se logró crear el catálogo más completo que existe sobre las francas australes. Los relevamientos aéreos permitieron identificar un total de 4 mil ballenas. 

Los avances de la tecnología permitieron nuevas posibilidades a los investigadores: a partir de 2018 se comenzaron a usar drones para hacer los registros foto identificadores.

El Programa, que ahora se desarrolla en colaboración entre el ICB y Ocean Alliance, decidió comparar ambos tipos de registros y llegó a la conclusión de que el método de drones es más eficaz y seguro.

En primer lugar, elimina el riesgo para los involucrados, es decir, para los tripulantes de los vuelos. Por otro lado, resulta más económico y permite obtener mejores resultados.

Tras 5 años en los que se usaron ambos métodos en simultáneo, este 2023 fue el primero en el que se apeló solamente a los drones para estudiar a las ballenas.

¿Por qué es necesario identificar a las ballenas?

La foto identificación y el seguimiento de los cetáceos con el correr de los años es lo que permite estudiar la dinámica poblacional de estos barbados.

Esto comprende variables colectivas como cantidad de ballenas, proporción entre machos y hembras, promedio de reproducción por parte de las hembras y más.

Las individuales se refieren al tamaño de las francas australes, al peso, su mortalidad y otros aspectos. 

También se observan las heridas y las cicatrices que presentan algunos ejemplares. Esto aporta información valiosa para la investigación de otras problemáticas, entre ellas la de cómo afectan los ataques de las gaviotas a las ballenas en Península Valdés.

En definitiva, la identificación de las francas australes es fundamental para conocer más sobre la especie y para obtener nuevas herramientas de cara a su preservación.

De lo que se trata es de proteger a las ballenas. Por más que se tengan buenas intenciones, también hay que cuidar que los métodos de observación y estudio no resulten invasivos ni para ellas ni para el medioambiente.

Apoyar las investigaciones, por último, es otra de las cosas que se puede hacer para conservar a los cetáceos.

📸 Los drones llegaron para revolucionar la investigación de las ballenas. Reemplazan a los aviones y ofrecen beneficios inéditos hasta el momento.

🐋 El fenómeno se da en Península Valdés y tiene como protagonistas a las ballenas francas australes. Saber más sobre estos cetáceos es fundamental para trabajar en su preservación.

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