Los científicos chilenos junto a las autoridades gubernamentales avanzan en proyectos innovadores para el cuidado medioambiental. La reciente instalación de una boya inteligente para evitar que las ballenas sean embestidas por las embarcaciones reportará beneficios globales a todo el ecosistema terrestre. Hoy con Greenpeace desandaremos esta iniciativa y ampliaremos nuestro conocimiento acerca de la problemática que hoy enfrentan los mares del sur en América.

Chile puede hacer gala de ser, en la región de América Latina, el país pionero en la protección de su franja oceánica. Ciertamente, al estar bañado de norte a sur por el contorno del océano, ha comprobado como ningún otro todas las riquezas y bienes con los que el mar provee al hombre para su subsistencia. 

Entre 2004 y 2019, Chile pasó de tener del 4% al 43% de su océano bajo protección, convirtiéndose así en uno de los cinco países del mundo con más áreas marítimas protegidas. Otro hito de consideración es que desde 2012, es parte de los 51 países que integran el Protocolo de Londres, un acuerdo que asienta un compromiso concreto de a proteger el mar del vertimiento de deshechos producidos por la actividad humana. Hoy, además , sabemos a nivel científico, que cuidar a las ballenas, es un punto crucial para contribuir a la descarbonización de la atmósfera.

El dióxido de carbono (CO2) es el principal gas de efecto invernadero de origen humano y el principal responsable del calentamiento que sufre el planeta. Por eso, el rol de las ballenas como secuestradoras de ese gas perjudicial para la vida fuera del océano es esencial. “Las ballenas de forma natural pueden capturar más de 33 mil toneladas de CO2 a lo largo de su vida. Cuando les llega la hora de morir , su cuerpo se hunde en el lecho marino, y el carbono se sepulta con ella. No regresa a la superficie. La comparación en su función de limpieza ambiental se equipara en magnitud a la operación que realizan alrededor de 1500 árboles, según datos científicos. 

Las ballenas y su rol complejo y vital para el ecosistema global planetario.

El equipo de investigadores chilenos que estudia la biodiversidad marina en la franja oceánica testifica que “Con los años hemos ido aprendiendo que las ballenas no juegan un rol solamente como grandes mamíferos, sino que tienen el maravilloso rol de secuestrar carbono y cuidar de un modo contundente a toda la vida terrestre ”, explicó Maisa Rojas , responsable de la cartera de Medio Ambiente de Chile. Por ello, las autoridades de su país están apoyando fuertemente la iniciativa de The Blue Boat, el primer proyecto de protección acústica para ballenas. 

El proyecto consiste en que mediante una boya inteligente, que se ha instalado frente a la costa de la Isla de Chiloé en el Pacífico Sur, se avise a los barcos mediante ondas sonoras que en la zona se encuentra una ballena. De este modo, se busca frenar las colisiones que muy a menudo son causa de graves daños y muerte de gran cantidad de ejemplares de la especie. 

“Chile tiene una característica geográfica única y recursos desde el norte hacia el sur que permiten dar respuestas concretas a las miradas científicas que tiene el mundo sobre diferentes necesidades . Solucionar eficientemente nuestros problemas cooperando con el sostenimiento de los ecosistemas marinos es nuestra misión y compromiso ”, afirmó Silvia Díaz, ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación del Gobierno chileno. Entre nuestros aportes, se encuentran la lucha con medios de vanguardia contra el cambio climático y la protección de las ballenas” finalizó la funcionaria.

El cambio climático y su estrecha relación con la vida de las ballenas y la biodiversidad marina.

Las investigaciones de la Oficina de Santuarios Marinos de Estados Unidos afirman que en el Santuario Marino Nacional Greater Farellones de California, las ballenas muertas del fondo del mar secuestran anualmente un 60% del carbono emitido en esa zona. El otro 40% lo hacen las marismas salinas, los pastos marinos y el quelpo (tipo de vegetación marina) . Un dato que sustenta y debe alentar a todos los países del mundo con importantes plataformas marinas a tomar medidas innovadoras como lo es la boya inteligente , lanzada al mar por The Blue Boat Project.

Por otro lado, a esta capacidad de absorber en sí mismas el carbono, se agrega que las ballenas contribuyen a la manutención de unas microalgas, el fitoplancton, que, según estudios científicos, produce la mitad del oxígeno que consume el planeta. El equilibrio de esta unidad ballena-fitoplancton se da cuando, tras bajar hacia el fondo del mar para alimentarse, las ballenas vuelven a subir a la superficie para respirar. En este proceso liberan desechos que son ricos en nutrientes y que el fitoplancton necesita a su vez para crecer. 

El fitoplancton está compuesto por unas criaturas microscópicas que no solo contribuyen con al menos el 50% del oxígeno de la atmósfera de nuestro planeta, sino que lo hacen capturando unos 37 billones de toneladas métricas de CO2. Esto representa alrededor del 40% de todo el carbono producido, según sostienen los científicos. Para tener una idea de la magnitud de la operación que realiza esta microalga la cantidad de carbono que capturarían representa a la actividad de cuatro selvas del Amazonas.