Los científicos del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) gracias a la técnica de comparación de manchas dorsales y del patrón de callosidades en un grupo de ballenas, pudieron identificar el parentesco entre ejemplares que frecuentan el área de la Península de Valdez.

Los científicos que llevan adelante el “Programa de Investigación Ballena Franca Austral” logró descubrir, mediante el empleo de la técnica de fotoidentificación, el “árbol genealógico” de una familia de ballenas que, desde hace más de 50 años visita los golfos de la Península Valdés, en el extremo noreste del Chubut.

Este logro , producto del esfuerzo de los científicos y del azar, fue informado en la página web oficial del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB). Los investigadores pudieron realizar este descubrimiento de parentescos entre ballenas, tras la investigación de los archivos fotográficos que posee el programa partiendo de la aparición de la ballena de nombre “Paciencia”, que fue vista con su cría en el Golfo San José sobre fines de 2022.

Paciencia , según han descubierto los científicos del IBC es la “bisnieta” de una ballena que fue identificada en el año 1973 con el número 71. A su vez , la ballena 71 es la progenitora de Antonia y ésta, de otras dos, Docksider y Antonio, de donde surgió otra camada de ballenas que fueron llamadas Luna, Espuma y Paciencia.

Una familia de ballenas muy prolífera…

A su vez, Aconcagua fue visto con su madre Paciencia en 2019 y hace unos meses con un nuevo hermano o hermana, es decir “tataranietos” de la primera ballena anotada en el padrón fotográfico en 1973 realizado por el investigador Roger Payne, que fue el pionero en el campo de la fotoidentificación.

“Gracias a este nuevo avistaje de Paciencia , que significa un verdadero reencuentro con quienes seguimos sus trayectos marinos , pudimos descubrir que la familia de la ballena 71 sigue aumentando ya que se encontraba navegando las aguas en el Golfo San José con su cría , un hermoso ballenato morfo gris”, se detalla en la página web oficial del ICB.

En el informe se destaca la experiencia que compartió la Dra Camila Muñoz Moreda , bióloga , al momento del hallazgo de Paciencia. “Primero hicimos las correspondientes tomas fotográficas de las ballenas. A partir de las fotos, empezamos a cotejar las imágenes en el catálogo de fotoidentificación para comparar la ballena que navegaba en el Golfo San José con las imágenes de archivo. Al realizar el ‘identikit’, comparando las formas de las manchas dorsales y las formas del patrón de callosidades entre las fotos de archivo y las recientemente tomadas, todo fue coincidiendo a la perfección”, indicó la Dra Moreda.

Armando un “árbol genealógico” único en el mundo

Efectivamente, los investigadores descubrieron que esta ballena era Paciencia, la “bisnieta” de la ballena 71 que fuera registrada aproximadamente hace 50 años y que ahora se dejaba ver con una cría.

Una vez confirmada la coincidencia, la búsqueda del equipo de fotoidentificación se enfocó en las fotos tomadas durante el relevamiento aéreo realizado en agosto y septiembre de 2022, en el que también se pudo confirmar que Paciencia junto a su cría, se encontraban navegando en cercanías de Punta Buenos Aires, en el Golfo San José.

Gracias a este registro fotográfico se pudo calcular que Paciencia permaneció al menos 82 días en el área de la Península Valdés. Un dato particularmente notorio es que tanto su cría nacida en 2019 ,como su hermana que nació en 2022, tienen una coloración morfo gris que aparece frecuentemente en la familia de la ballena 71.Tanto Espuma, el “tío” de Paciencia, y Antonio, su “tío abuelo”, poseen esa coloración.

A la ballena Paciencia se le había colocado un dispositivo satelital en 2019 en el marco del proyecto del ICB denominado “Siguiendo ballenas”. Gracias a las recientes observaciones, se pudo comprobar que el dispositivo satelital no altera el ciclo reproductivo de las ballenas. Tanto el desplazamiento del ejemplar como su prolífica vida son clara evidencia de ello, ya que regresan a las aguas de Península Valdés en cada temporada para traer nuevas crías a esta población. Las aguas de la Península de Valdés son un refugio, un área tranquila , rica en alimento, ideal para un parto seguro y una lactancia de las crías, cerró el informe del ICB.