Una investigación revela la amenaza que enfrentan las ballenas azules en el norte de la Patagonia chilena. Se calcula que la población de esta especie está comprendida por entre 200 y 700 ejemplares. Por su parte, la cantidad de embarcaciones que navegan cada día por las aguas de la región es de casi 900.

La Patagonia de Chile presenta una enorme riqueza en materia de biodiversidad. Sin embargo, las actividades industriales como la pesca, la acuicultura y el tráfico marítimo, ponen en riesgo la integridad de los animales y sus ecosistemas. Las ballenas son de las más perjudicadas, ya que se enfrentan a riesgos como las colisiones con embarcaciones, los enmallamientos y la contaminación por ingesta de plásticos.

Las consecuencias de la industria pesquera

En 2022, el representante chileno del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su nombre en inglés) publicó un informe que generó resonancias en la sociedad. 

En el mismo se hace referencia a las consecuencias negativas de las actividades industriales en la Patagonia chilena, sobre todo en las Áreas Marinas Protegidas. Y el organismo se basa en la información compartida para recomendar el cese de las tareas mencionadas en las regiones en cuestión.

WWF Chile remarcó los daños que generan la pesca industrial, la producción de salmones y la explotación minera. También aclaró que la prohibición de las actividades debe darse tanto en las Áreas Marinas Protegidas como en las superficies marinas pertenecientes a las Áreas Protegidas terrestres.

El estado de las pesquerías

Hacia la misma época, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) compartió el informe anual de pesquerías correspondiente a la actividad llevada a cabo a lo largo del 2021.

El reporte hace referencia a las consecuencias directas que la industria pesquera genera sobre las distintas especies de peces. El dato más alarmante indica que el 57% de las mismas se halla en un estado de sobreexplotación o agotamiento.

Distintas organizaciones de conservación se hicieron eco del informe. Al igual que WWF Chile, llamaron a adoptar medidas urgentes y concretas con el fin de preservar a los animales marinos.

El daño a las ballenas

Los cetáceos son otros de los seres vivos más damnificados por la actividad industrial, sobre todo en la región del sur de Chile.

El tráfico marítimo de la región es una de las principales amenazas. Sin embargo, también hay otros factores de riesgo, algunos de ellos menos visibles.

Es el caso de toda la basura que genera la industria salmonera. Desde redes de pesca hasta objetos de diversa índole, funcionan como verdaderas trampas mortales para las ballenas, los delfines y otros animales. 

También hay registros que preocupan por el trato que los representantes de la industria le dan a la cuestión. Hace unos años, por ejemplo, una ballena apareció muerta en Puerto Natales, en el muelle de Cochifas. El cetáceo fue trasladado por barcos salmoneros y depositado en el vertedero de la zona.

A lo indignante del destrato en sí, se suma el hecho de que con esta acción se impidió la realización de una necropsia, que podría haber determinado las causas de deceso y brindado más información sobre la especie.

Una región vital para la ballena azul

Un estudio publicado en Scientific Report aporta datos elocuentes acerca de la intensidad del tráfico marítimo en la región hacia 2022. La investigación se centra en la Patagonia Norte de Chile e indica que son casi 900 las embarcaciones que navegan cada día en la región.

La mayoría pertenece a la flota acuícola. Le siguen la pesquera artesanal, la industrial y las embarcaciones de transporte.

La zona elegida para la investigación no fue azarosa: se trata de la región habitada por la ballena azul, que pasa allí buena parte del año alimentándose y criando a sus ballenatos.

Esta especie, a su vez, fue elegida debido al delicado estado de conservación que presenta. El doctor Bedriñana-Romano estima que son entre 200 y 700 los ejemplares que habitan las aguas de la Patagonia Norte chilena.

Cualquier pérdida que se produzca debido a colisiones, por lo tanto, supone un grave daño para la supervivencia de la especie. Lo mismo ocurre con otras amenazas que enfrentan las ballenas, como la presencia de plásticos, basura y redes de pesca.