En Islas Malvinas y Patagonia argentina, los balleneros cazaron de forma indiscriminada al cachalote y a la ballena franca austral durante un siglo y medio. Los lobos marinos, los elefantes marinos y los pingüinos fueron otros de los recursos naturales explotados en la región.
Una historiadora argentina estudió la explotación de los recursos naturales en las Islas Malvinas y en la Patagonia entre fines del siglo XVIII y comienzos del XX. Su investigación se centró en varios aspectos, uno de los cuales es la cacería indiscriminada de ballenas en la región.
Antes de la era comercial
Sergio Caviglia es autor de un artículo titulado “Las grandes matanzas de lobos y ballenas en Malvinas y adyacentes”. En el mismo parte del uso que se les daba a estos recursos naturales antes del comienzo de la cacería indiscriminada.
Explica que, durante un período determinado de tiempo, el comprendido por los siglos XV y XVII, los recursos del mar y de las costas en la región de las Islas Malvinas y la Patagonia argentina solo se utilizaban con el fin de darle sostén a las tripulaciones.
La situación comenzó a cambiar hacia el siglo XVIII y se profundizó en el XIX. La explotación se volvió mayor debido a los beneficios económicos que se obtenían gracias a los recursos naturales. Y las ballenas y los lobos marinos se volvieron el centro de atención para cazadores y comerciantes.
El punto de partida
Sofía Haller es becaria posdoctoral del CONICET y trabaja en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT). Historiadora, se propuso reconstruir la narración de la explotación de los recursos naturales en Islas Malvinas y en la Patagonia argentina en el período que va del año 1770 al 1914.
Su trabajo nació a partir de la intención de plantear nuevos interrogantes en torno a las Malvinas. Una de las preguntas que se hizo fue cómo era el tránsito naviero entre las Islas y la Patagonia y cómo se relacionaba el mismo con la explotación de recursos naturales.
Los interrogantes acerca del pasado la llevaron a tender puentes con el presente. En este sentido, la investigadora se hizo preguntas tales como si el tránsito naviero influyó de alguna manera en la dispersión de especies en la región.
Los balleneros en Malvinas
El período abordado por Haller coincide con el de la cacería indiscriminada de ballenas y otros mamíferos marinos a nivel mundial. Por lo tanto, no sorprende que su investigación se haya centrado en la actividad de balleneros y loberos en la región en cuestión.
A partir de un trabajo con documentos históricos, archivos y otras fuentes, Haller sostiene que los balleneros empezaron a venir a las Malvinas y a la Patagonia argentina hacia 1770.
Su intención no era otra que cazar ballenas. Lo hacían en alta mar y en las costas de ambas regiones, y las especies más buscadas eran la franca austral y el cachalote.
La historiadora se refiere a la nacionalidad de la industria ballenera como global, debido a que las naves contenían tripulantes de diversos lugares del mundo. No obstante, los balleneros por lo general eran provenientes de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia.
Una cacería cruel
Las ballenas eran cazadas para obtener materias primas que luego eran comercializadas: la grasa y el aceite se vendía para lámparas de iluminación y la carne como producto alimenticio, entre otras cosas.
No fueron el único recurso codiciado por los cazadores. Haller señala que también se buscaban lobos marinos, elefantes marinos y, en menor medida, pingüinos. Y que el guano era comercializado como fertilizante.
La cacería de ballenas tenía lugar en el mar, con barcos y arpones como herramientas. La de los lobos marinos era igual de cruel, pero con un contacto más directo: los mataban a garrotazos en las costas.
Un final anticipado
De por sí, el contexto global de la época estaba marcado por la legitimación de la cacería indiscriminada de ballenas. En Malvinas y Patagonia se sumaba el hecho de que la región estaba desregulada y, en el caso de las Islas, disputada a nivel territorial.
Como se mencionó, los balleneros y los loberos provenían en gran parte de Gran Bretaña y Estados Unidos. Pero el territorio funcionó durante un siglo y medio como un foco de caza para personas provenientes de distintos países del mundo.
No fue necesaria la intervención de ningún gobierno para regular la actividad: la misma disminuyó por el simple hecho de que las poblaciones de ballenas y lobos marinos se redujeron de forma drástica, quedando casi al borde de la extinción.
El estudio del pasado es fundamental por sí mismo, para conocer la historia de dónde se viene y hacia dónde se va. En el caso de las ballenas, se vuelve indispensable para tomar consciencia de lo necesaria que es su conservación.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.