Greenpeace difunde el trabajo de un prestigioso equipo científico que trabaja con un método innovador y exitoso : la fotoidentificación. Gracias a este procedimiento , la ballena Franca Austral ha podido ser individualizada y estudiada. Avances que han posibilitado a los investigadores adentrarse en el comportamiento poblacional de estos individuos y así procurar mejores estrategias en pos de su conservación. 

El programa de identificación de ballenas que se realiza en la Península de Valdés desde la década del 70 cuenta con el más destacado equipo científico. Un grupo humano que se ha comprometido con el futuro del planeta, el cual en gran medida, está atado a la conservación de la vida marina y en particular al de las ballenas. 

Los estudios , mediante un detallado registro fotográfico de las callosidades que la ballena Franco Austral tiene en su cabeza, han permitido que los científicos del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), puedan identificarlas y estudiarlas a lo largo del tiempo. Incluso algunas tienen su propio nombre: turmalina, Jade, preciosa, y son muy apreciadas por todos los miembros del equipo.

Entre muchos de los puntos importantes de la vida de las ballenas que el método de fotoidentificación ha permitido conocer y estudiar, es el comportamiento poblacional que tiene la especie Franco-austral. Por ejemplo , que las hembras se reproducen en promedio una vez cada tres años; que la edad media de su primera parición es a los nueve años; y que la población aumenta a una tasa del 5.1% anual.

La vida social de las ballenas

Las ballenas son mamíferos muy sociales, y las más jóvenes, comparten con otros individuos de su misma edad los ambientes donde se encuentran los grupos de madre y cría para socializar, y posiblemente, aprender comportamientos importantes para su vida adulta. 

También sabemos que las ballenas francas fueron variando su distribución en las costas de Península Valdés a lo largo de las últimas décadas: durante los años ’80 abandonaron la Costa Externa de la península y hoy , se concentran en el sector norte del Golfo Nuevo y el sector Este del Golfo San José.

El equipo científico realizó los relevamientos aéreos con sus consiguientes tomas fotográficas en la Península Valdés, porque es el único lugar donde esta población de ejemplares Franco Austral, se concentra en grupos lo suficientemente grandes como para evaluar de modo correcto su tamaño y tasa de crecimiento. 

Dejar partir a las ballenas y esperar su retorno a la Península de Valdés.

Sin embargo ocurre, que no todas las ballenas regresan a la Península cada año. Debido a que su ciclo de vida es largo y la tasa de pariciones de esta especie es baja, el equipo científico necesita realizar un minucioso estudio de los relevamientos aéreos durante muchos años para estimar la tasa reproductiva con exactitud. Este indicador , una vez obtenido, dará a los investigadores la clave de la salud de la población y les permitirá monitorear las fluctuaciones de la tendencia poblacional.

Destacados organismos de renombre mundial como el Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional alzaron su voz para pedir que el programa de fotoidentificación sea debidamente valorado y se aporten fondos para que pueda continuar de manera ininterrumpida. Como referente de la causa de preservación de ballenas en los océanos, , el Comité ha destacado que la información y conocimiento que se genera con el Programa de Fotoidentificación de Ballenas Franco Austral, es de vital importancia para conocer la vida de la especie y procurar acciones más acertadas en pos de su conservación a futuro. 

Por otro lado, es una triste realidad que se haya constatado una alta mortandad de crías en Península Valdés en niveles nunca antes vistos para la especie, cuyas causas aún no han sido determinadas. Hecho que refuerza la importancia de continuar en el tiempo con los foto relevamientos y poder orientar las investigaciones para llegar al fondo de la problemática . Todos desafíos que permitirán a futuro emprender más y mejores acciones para preservar a la especie. 

Cada temporada es crucial realizar la fotoidentificación de ballenas

También, es necesario continuar en el tiempo con la fotoidentificación de ballenas ya que no todas las ballenas de la población que se fotografía, luego que migran, regresan a Península Valdés cada año. Este es el motivo principal por el que el número de ballenas que visitan la zona durante la época reproductiva (de mayo a diciembre) muestra oscilaciones importantes entre temporadas. 

Estos cambios son normales, y hay años en los que el equipo de seguimiento observa más ballenas que en otros, aunque la población en su conjunto siga creciendo. A modo ilustrativo, puede destacarse lo ocurrido en los años 2013 y 2014. Durante los relevamientos aéreos de fotoidentificación se registró un récord absoluto de ballenas avistadas en los últimos cuarenta años de monitoreo continuo. Cifra que superó los 700 individuos de ejemplares de la familia Franco Austral.

Sin embargo, en 2015 y 2016 este número se redujo y en 2017 aumentó a 788 ballenas. En el 2018, se contabilizaron 865 ballenas lo que representó una abundancia inédita de ejemplares desde que se iniciaron los estudios del ICB en los comienzos de 1970. Poder avanzar con los relevamientos año a año, permitirá ir sumando datos de análisis y pautas de conocimiento del modo de vida de las ballena Franco Austral, que serán la base para accionar de modo fuerte y contundente en más y mejores acciones de conservación de esta especie. El hombre y su destino , están fuertemente atados a su bienestar y crecimiento en el tiempo. Por ello, no dudemos en apoyar esta iniciativa científica del ICB que redundará en un bienestar ambiental a escala global.