Mochita es uno de los cetáceos más representativos del Instituto de Conservación de Ballenas. Mariano Sironi, el director de la organización, realizó su tesis doctoral a partir de su estudio. También es el ejemplar más adoptado del Programa de Adopción Ballena Franca Austral.
El Instituto de Conservación de Ballenas acaba de anunciar una excelente noticia: Mochita fue avistada nuevamente luego de 15 años sin registros. El encuentro se produjo en Península Valdés, frente a las costas de El Doradillo. Su caso pone en evidencia el carácter resiliente de los cetáceos y a la vez destaca la necesidad de realizar estudios científicos a largo plazo.
Por qué es una ballena especial
Mochita es uno de los ejemplares más icónicos del Instituto de Conservación de Ballenas. Forma parte del Programa de Adopción Ballena Franca Austral y cuenta con cientos de padrinos y madrinas.
Su relevancia se explica en que es una de las primeras ballenas que estudió Mariano Sironi, el director del Instituto. El destacado científico argentino siguió los pasos del cetáceo mientras realizaba sus estudios doctorales. Por entonces, Mochita era un ejemplar que estaba destetando y viviendo su transición hacia la vida juvenil.
Fue el propio Sironi quien le puso el nombre al observar que le faltaba una punta de la aleta caudal. El Instituto sostiene que no se sabe con exactitud el origen de dicha característica. Y supone que podría ser consecuencia de un ataque de orcas o de un contacto con una embarcación.
Por otra parte, también es un símbolo de supervivencia. Si bien tiene un corte en su aleta caudal desde que era una cría, logró transitar con éxito las aguas del Atlántico Sur y también se convirtió en madre: hasta el momento se le conocen 3 ballenatos.
La historia de Mochita
Se sabe que tiene 25 años de edad porque fue observada por primera vez en 1999, cuando era una cría que navegaba junto a su madre, quien está registrada con el número 1398 en el catálogo de francas australes fotoidentificadas en Península Valdés.
Sironi volvió a encontrar a Mochita con su madre un año después en el Golfo San José. En apenas unas semanas, fue testigo de su destete y de su comienzo como juvenil independiente.
El siguiente avistamiento se dio en 2006. Por entonces, Mochita tenía 7 años y ya era madre, ya que apareció junto a una cría. La situación se repitió en 2009 con un nuevo ballenato y en un encuentro que fue el último hasta hace unas pocas semanas.
Las claves del encuentro
El pasado 30 de octubre, Nicolás Lewin y Camila Muñoz Moreda estaban en El Doradillo, en Puerto Madryn, llevando a cabo relevamientos fotográficos en el marco del proyecto Midiendo Ballenas.
Registraron con un dron a una ballena a la que le faltaba una punta de su aleta caudal, e inmediatamente se acordaron de Mochita. Solicitaron registros del archivo para realizar las comparaciones necesarias y en poco tiempo confirmaron que se trataba de la misma franca austral.
Todo el Instituto expresó su alegría por el nuevo registro de este cetáceo tan especial. Mariano Sironi remarcó que hacía 15 años que no sabían nada de la ballena y confesó que su corazón ya estaba necesitando un reencuentro.
Buenas noticias
Más allá de la alegría por el hecho, el Instituto destacó que las imágenes registradas permiten sostener que tanto Mochita como su cría se encuentran en buenas condiciones corporales.
Mochita está flaca, pero es lógico porque está amamantando a su cría. Por esta condición y por la época del año, se estima que pronto ambos cetáceos inicien su viaje migratorio hacia el sur en busca de alimento.
El nuevo registro además pone en evidencia la necesidad de apoyar los estudios científicos a largo plazo. Tener conocimiento sobre Mochita a 25 años del primer encuentro y saber que es al menos la tercera vez que vuelve con una cría a Península Valdés demuestra entre otras cosas la fidelidad de las ballenas a las áreas de reproducción.
La conservación de las ballenas es necesaria y no solo se debe centrar en los animales en sí. También hay que considerar el bienestar integral de sus hábitats, de los ecosistemas en los que viven durante sus períodos de reproducción y alimentación.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.