Las ballenas son mamíferos marinos y pertenecen al orden de los cetáceos, un grupo de animales que hace millones de años se adaptaron a la vida acuática. Dentro de los cetáceos existen dos subórdenes principales: los odontocetos, que tienen dientes y comprenden a los delfines, las orcas y los cachalotes. Por otro lado los misticetos, que tienen barbas y comprenden a las ballenas propiamente dichas: la ballena azul, la ballena jorobada o la ballena franca.
Naturalmente, las ballenas son animales fascinantes que sorprenden al ser humano por su tamaño, inteligencia, comunicación y comportamiento social. Sin embargo, también generan temor y hasta respeto debido a su fuerza, su velocidad y su potencial agresividad.
¿Se puede clasificar a las ballenas en buenas y malas según su actitud hacia los humanos o hacia otras especies? Esta es una mirada sobre qué factores influyen en su carácter, como también qué beneficios o perjuicios aportan en esta vida.
¿Qué hace que una ballena pueda ser buena o mala?
No existe una respuesta simple a esta pregunta. Y es que el concepto de bondad o maldad es subjetivo y depende del punto de vista de cada uno. Lo cierto es que para unos puede ser una acción buena, mientras que para otros puede ser una acción mala.
Un claro ejemplo para un pescador que ve cómo una orca le roba sus capturas. Esa orca puede ser una ballena mala. Sin embargo, para un biólogo marino que estudia su comportamiento, puede ser una ballena buena.
La realidad es que las ballenas no actúan por maldad o por bondad, sino por instinto o por necesidad. Son animales salvajes que se adaptan al medio y se rigen por sus propias reglas de supervivencia. No tienen intención de hacer daño o de hacer bien a nadie. Su objetivo, por así decirlo, es satisfacer sus necesidades básicas como: alimentarse, reproducirse o defenderse.
Por ello, no se puede juzgar a las ballenas como buenas o malas según el criterio de un ser humano. Lo que se puede hacer es tratar de comprender las causas y las consecuencias que tienen sus acciones, tanto para ellas mismas como para el ser humano y el ecosistema marino.
Factores que influyen en el carácter de las ballenas
El carácter de las ballenas puede variar. Según la especie, el individuo, el grupo social y el contexto ambiental, todas son diferentes. Algunas son más sociables y curiosas que otras. Otras son más dóciles y otras agresivas. Algunas pertenecen a grupos sociales que tienen sus normas o jerarquías más estrictas que otros.
Asimismo, es necesario considerar que en muchas de ellas los contextos ambientales les pueden provocar tanto estrés como tranquilidad. Algunos ejemplos de los factores que pueden influir en su carácter son:
- La alimentación: algunas especies se alimentan de plancton o krill filtrando el agua con sus barbas. Otras se alimentan de peces o calamares que cazan con sus dientes y otras se alimentan de mamíferos marinos como son las focas o pingüinos y los atacan con sus mandíbulas. Estas diferencias implican que sientan distintos grados de competencia o cooperación entre ellas mismas y otras especies.
- La reproducción: algunas especies tienen ciclos reproductivos regulares, por ello migran a zonas específicas para aparearse y parir. Otras tienen ciclos reproductivos irregulares donde se aparean y paren a sus crías en cualquier lugar. Esas diferencias pueden implicarles distintos grados tanto de fidelidad como de promiscuidad entre las parejas, entre los padres y las crías.
- La defensa: algunas especies conviven con depredadores naturales como los tiburones o las orcas. Otras no tienen depredadores naturales, pero se enfrentan a la amenaza humana. Estas diferencias implican en ellas distintos grados de alerta o confianza entre ellas mismas o con los humanos.
- La comunicación: algunas de las especies emiten sonidos complejos y variados. Pueden ser cantos o silbidos. Otras emiten sonidos simples y repetitivos como si fuesen chasquidos o gruñidos. La diferencia puede llegar a implicar distintos grados de inteligencia o emoción entre mismas, con otras o con los humanos.
Beneficios o perjuicios que aportan las ballenas
Las ballenas aportan beneficios y perjuicios. Depende de cómo se las vea y de cómo se las trate. Estos son ejemplos de beneficios y perjuicios:
- Beneficios ecológicos donde contribuyen al equilibrio del ecosistema marino, regulan las poblaciones de sus presas, dispersan nutrientes con sus excrementos, favorecen el crecimiento del fitoplancton, que a su vez produce oxígeno y absorbe dióxido de carbono proporcionando alimento a otros organismos con sus cadáveres.
- Beneficios económicos generando ingresos para el turismo, la investigación y la educación. Atraen a millones de personas que quieren verlas, estudiarlas o aprender de ellas. El avistamiento es una de las actividades que mueve miles de millones de dólares al año en todo el mundo.
- Beneficios culturales porque inspiran arte, literatura, música y cine. Representan valores como la libertad, la belleza, la sabiduría o la fuerza. Un claro ejemplo “clásico” es la novela Moby Dick.
- Perjuicios ecológicos porque pueden causar daños al medio ambiente cuando compiten con otras especies por el alimento. Pueden transmitir enfermedades o parásitos, alterar el hábitat debido a sus movimientos o sonidos o cuando mueren en masa por causas naturales o artificiales.
- Perjuicios económicos causando pérdidas para la pesca, la navegación y la seguridad.
- Perjuicios culturales ya que pueden generar conflictos entre grupos humanos con diferentes visiones o intereses sobre ellas. Están quienes las defienden de su conservación o su explotación como quienes las desprecian.
Conclusión
Las ballenas son animales simples y a su vez complejos. Asimismo, son sorprendentes y no se las puede clasificar en buenas y malas según los criterios humanos. Lo que se puede hacer es tratar de comprenderlas mejor y convivir con ellas en una forma armoniosa y sostenible. Sin dudas ofrecen muchos beneficios, pero también plantean muchos desafíos. Depende de nosotros aprovechar los unos y superar los otros.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.