Archipiélago de Hawaii

Nuevos estudios reflejan un escenario futuro preocupante para las poblaciones de ballenas. La decreciente disponibilidad de alimento y los cambios en los patrones migratorios, pondrán en riesgo y comprometerán la supervivencia de estos grandes mamíferos a futuro,según afirman los científicos. 

En el Mar de Salish, una extensión del Océano Pacífico situada entre Canadá y Estados Unidos, los avistamientos de ballenas jorobadas han resurgido con una afluencia de público inesperada tras décadas de ausencia. El detonante fue Big Mama, una ballena jorobada que regresó a este enclave único, considerado un refugio natural para esta especie por sus aguas tranquilas y templadas. El inesperado regreso de Big Mama al lugar , ha desatado un furor único entre el público e impulsado de igual modo a la industria del turismo de avistajes: todos mueren por conocer de cerca a la popular ballena. 

Big Mama, una imponente ballena jorobada , fue vista en el mar de Salish por primera vez en el año 1997, y luego ha ido regresando año tras año a este tranquilo enclave con siete de sus crías a partir del año 2003. Big Mama se ausentó por varias temporadas y luego,repentinamente desde hace dos, se deja ver nuevamente generando gran expectativa y entusiasmo entre un público que la aguarda con ansias. 

Sin embargo, los expertos opinan que la crisis climática pondrá en jaque a las ballenas jorobadas que, como Big Mama, habitan las aguas del Hemisferio Norte trayéndoles nuevos y exigentes desafíos que pondrán a prueba duramente a la especie en el corto plazo según indican, con el progresivo aumento de la temperatura global y el calentamiento de los entornos marinos los patrones de reproducción y alimentación de las ballenas se verán gravemente afectados y sus consecuencias tienen una dirección segura: su próximo declive hacia la línea de extinción. 

Un área marina en peligro de colapso

Las ballenas jorobadas del Hemisferio Norte migran cientos de miles de kilómetros desde la fría Alaska hasta sus zonas de reproducción en el Archipiélago de Hawái, donde las temperaturas de las aguas marinas van entre los 21°C y 28°C y son ideales para tener a las crías y alimentarlas en los primeros tiempos de vida. Pero, según un estudio de 2022 realizado por un equipo de la Universidad de Hawái junto con la Fundación de Ballenas del Pacífico, este rango térmico podría no sostenerse para finales de siglo debido al impacto negativo de la no reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento del planeta. 

La Dra Hannah von Hammerstein, líder de la investigación, explicó que para fines del presente siglo alrededor del 37% de las áreas de reproducción de las ballenas jorobadas sobrepasarían ampliamente los 28°C bajo un escenario moderado de cambio climático. Si las emisiones continúan al ritmo presente , este porcentaje podría llegar al 67%, explica la experta y señala que la actual política a nivel mundial de emisiones sostiene que el escenario moderado ya es el mejor escenario posible, lo que plantea para las ballenas jorobadas una situación altamente preocupante.

Las ballenas jorobadas tienen sus crías y se reproducen en Hawái, enfrentan un grave riesgo a futuro , debido a la falta de hábitats alternativos en las aguas de las cercanías al archipiélago. Los biólogos marinos alertan que las áreas de alimentación del Hemisferio Norte ya están en serio peligro debido a la disminución de las poblaciones de krill, su principal fuente nutricia, que han caído alrededor un 80% desde la década de los 70 debido a la pérdida del hielo marino.

La necesidad de lograr urgentes medidas de mitigación

Aunque la Dra von Hammerstein sostiene que la situación es apremiante, el estudio de la zona marina del Mar de Salish, ha derivado en una serie de medidas de mitigación tal como la creación de nuevas áreas protegidas que sean el cerco que haga seguras las nuevas rutas o patrones migratorios de las ballenas a medida que la temperatura de las aguas se vaya elevando. 

La Dra von Hammerstein resalta la importancia de reforzar todos los mecanismos posibles para cooperar en el mantenimiento de la salud de las ballenas dado su rol crucial en la distribución de nutrientes en los océanos y en su función ecológica clave para los ecosistemas marinos y terrestres como grandes captadoras de carbono. Hammerstein, advierte que aunque algunas especies marinas más pequeñas pueden adaptarse con mayor éxito a los cambios de temperatura en sus rangos geográficos actuales, las ballenas jorobadas, debido a su gran tamaño y longevidad, probablemente no tendrán tiempo de adaptarse de modo exitoso. Por ello,la única salida para ellas es frenar lo antes posible el cambio climático.