El cambio climático no solo es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad. También afecta a las ballenas, ya que son animales clave tanto para el equilibrio del ecosistema marino como para la regulación del clima.

Las ballenas son mamíferos marinos que tienen un papel crucial para el funcionamiento del océano. Contribuyen a la producción de oxígeno, al secuestro de carbono, a la fertilización del fitoplancton y a la biodiversidad marina, entre otras cosas.

Asimismo, hoy en día se ven amenazadas por el cambio climático, que es el resultado del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de las actividades humanas. 

El cambio climático está provocando el calentamiento global y este mismo altera las condiciones físicas y químicas del océano. Las consecuencias son negativas para las ballenas y su hábitat.

Algunas de estas consecuencias son:

  • El aumento de la temperatura del agua. El agua más cálida afecta su metabolismo, crecimiento y reproducción en las ballenas. Así es como tienen que adaptarse a nuevas condiciones térmicas. Además, con el agua más cálida se reduce notablemente la disponibilidad de alimento, y es que disminuye la productividad primaria del océano, cambia la distribución y el ciclo de vida de sus presas.
  • El derretimiento del hielo marino. El hielo marino es esencial para la supervivencia de muchas especies de ballenas que viven en las regiones polares. Entre ellas están las belugas, los narvales y las ballenas francas. El hielo marino les proporciona un refugio, el alimento y las zonas de cría. El derretimiento del hielo marino está reduciendo el hábitat de estas ballenas y lo peor es que las expone a más amenazas, como son los depredadores, los barcos y la contaminación.
  • El aumento del nivel del mar. El nivel del mar sigue subiendo debido a la expansión térmica del agua, al derretimiento de los glaciares y las capas de hielo. Este significativo aumento del nivel del mar está afectando a las zonas costeras precisamente donde varias ballenas se alimentan o se reproducen. Terminan erosionando o inundando sus hábitats al punto de alterar la salinidad, la turbidez y la circulación del agua.
  • La acidificación del océano. El océano absorbe una parte del dióxido de carbono que se emite a la atmósfera. Esto como consecuencia reduce su pH y lo hace más ácido. La acidificación del océano está afectando a la química del agua y a la salud de los organismos marinos. Especialmente, los más afectados son los que tienen conchas o esqueletos calcáreos, como en el caso del krill o el coral. Vale recordar que estos organismos son esenciales para la cadena alimentaria de las ballenas como para la formación de arrecifes.

Estos son solo algunos de los efectos que produce el cambio climático sobre las ballenas. Sin embargo, hay muchos más que aún se desconocen mientras se están investigando. Lo que queda muy claro es que el cambio climático representa una gran amenaza para la conservación de las ballenas como también para el equilibrio del océano. 

Por ello, es necesario que se tomen medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para proteger a las ballenas y su hábitat.