Ese depredador más letal del mar del que tanto se desconoce, no es el que imaginas. Hay que celebrar a las ballenas, porque es una de las especies más emblemáticas de todo el planeta. Protegerlas, es importante para poder mantener a los océanos saludables para todos.

Estos animales son quienes fertilizan los ecosistemas marinos. Incluso, nos ayudan a combatir con la crisis climática actual. En promedio, a lo largo de toda su vida, una ballena puede confinar la misma cantidad de carbono que equivale a 1.000 árboles.

La salud de las ballenas está directamente ligada a la salud de los océanos. Además, fomentan a la industria turística de observación de ballenas que está valuada en más de $2 mil millones de dólares a nivel mundial. Asimismo, estos gigantes de los océanos siguen siendo afectados por el “depredador más mortífero del mar”: la contaminación de los plásticos.

Los desechos plásticos que todos ignoran al tirar sin pensar contaminan todos los rincones del océano. También, amenazan la vida silvestre marina y como si fuese poco, luego aparecen en los mariscos que se comen. El plástico está asfixiando a los océanos y matando la vida silvestre en las playas locales, islas tropicales y polos.

Esta acción está siendo el ejemplo más visible del impacto humano en los mares. Actualmente, se han detectado que más de 11 millones de toneladas métricas de plástico llegan a los océanos cada año. Se estima que para el año 2050, podría llegar a haber más plástico (por peso) en el mar, que pescado.

La contaminación de plásticos en los océanos daña la vida marina de dos maneras

Puede ser por ingestión y por enredos.

A nivel mundial, se conoce que más de 240 especies de vida silvestre (incluyendo a las ballenas) han ingerido plástico. Esto puede provocar lesiones internas y hasta la muerte. Un estudio reciente sobre la vida marina señaló que el plástico flexible -como son las bolsas de plástico y los empaques- es el mayor responsable de muertes por desechos. Esto se debe principalmente a obstrucciones gástricas.

Asimismo, las ballenas no son las únicas especies dañadas por estos desechos plásticos. Según el estudio que analiza cientos de artículos científicos, tampoco los delfines, las tortugas marinas, las aves marinas y los peces de todo el mundo pueden escapar a esta cruel realidad.

Durante muchos años se han investigado a los cachalotes. Se los llama a menudo los “elefantes del mar”. Los cachalotes, al igual que sus contrapartes terrestres viven en sociedades matriarcales que son altamente sociales y complejas. Estos se alimentan de calamares. Pasan el 70% de su vida buscando alimento en las aguas profundas.

Los desechos plásticos siguen afectando fuertemente a esta especie en particular. Se estudió que una ballena varada había llegado a ingerir 135 artículos. Es el número más alto registrado para estas especies. Se trataba de bolsas de plástico, que para una ballena parecen calamares.

Se observó que tanto las ballenas como los delfines que mueren a causa de los escombros, luego de comerlas nadan con dificultad en los días previos a su muerte. Sin dudas, eso provoca que luego aumente el riesgo de ser golpeados por barcos o embarcaciones. Esta es la razón por la que los investigadores están convencidos de que la muerte resultante del plástico es mucho más común de lo que se informa.

La contaminación por enredos provoca daños y muerte por años

Otro de los tipos de contaminación marina más dañinos son las artes de pesca abandonadas, perdidas o que han sido desechadas. Comúnmente se las conoce como “redes fantasma”. Aproximadamente el 10% de la contaminación por plásticos de los océanos del mundo se compone por redes y cuerdas de pesca que han sido hechos con plástico.

Cada año, son aproximadamente 300.000 ballenas, delfines y marsopas las que se enredan accidentalmente en estas redes y palangres. Luego, tienen una muerte lenta y dolorosa por asfixia, inanición o agotamiento.

Los plásticos desechados pueden tardar cientos o miles de años en descomponerse y mientras, causan estragos en el medio ambiente. Esas “redes fantasma” mientras siguen en el océano pueden seguir atrapando cualquier especie marina durante años.  De esta manera aniquila potencialmente importantes recursos alimenticios como las especies en peligro de extinción, ballenas, delfines, aves marinas y tortugas.

La contaminación marina por plásticos termina dañando los hábitats oceánicos vitales y lo peor es que representa un peligro tanto para la navegación como para los medios de subsistencia.

Se han encontrado micro plásticos (en diminutas partículas de menos de 5 mm de tamaño y son esos desechos que flotan en el medio marino) en las ballenas. Esta micro contaminación se va descomponiendo de forma invisible con la luz solar y otros factores ambientales. De esta manera representan un riesgo para los ecosistemas marinos y la biodiversidad.

Tristemente, asciende la red trófica marina a lo largo de los años y a través de generaciones de especies se ve que alteran el desarrollo y la salud reproductiva de los animales marinos. No hay dudas de que la contaminación por plásticos es un problema global que requiere de una solución global.

Trabajando con esfuerzo para abordar la problemática

La contaminación por plásticos global se ha creado en una generación. Por ello, a través de un esfuerzo coordinado se está trabajando para solucionarlo. Es un desafío que se aborda de dos maneras:

Un acuerdo global y legal de las Naciones Unidas que establezca como una prioridad evitar que los plásticos lleguen hasta los océanos para el año 2030. La realidad es que todos los países son parte de esta crisis y por ello todos deben ser parte de la solución. Se necesita de una respuesta global unida, con obligaciones y responsabilidades bien claras para prevenir y controlar.

Se necesita un acuerdo inmediato de la ONU para que se acabe con el flujo de plásticos hasta los océanos. Conseguir que el plástico nunca se convierta en desperdicio o contaminación.

Otra forma es que los gobiernos firmen la Iniciativa Global contra Redes de Pesca Fantasma. Que se implementen mejores prácticas de gestión de artes de pesca y así se evite el descarte de las redes. Si se unen al GGGI, todos los países podrán acceder al apoyo técnico para abordar las redes fantasma en sus pesquerías nacionales.

Es necesario un impacto colectivo de la GGGI y sus miembros para resolver este problema en todos los océanos.

Las ballenas son animales inspiradores de los océanos. Se ha conocido la buena noticia que más de 750.000 personas firmaron la petición de WWF para combatir la contaminación por plásticos. Sin dudas es un gran comienzo. El apoyo a un tratado de la ONU también sigue creciendo rápidamente.

Cada vez más países expresan su apoyo y ya son 50 empresas que respaldaron un llamado a la negociación de un nuevo tratado. Esta es una respuesta global coordinada y es urgente impulsar el cambio de una manera que se abordar esto en una generación.

Para salvar a las ballenas se necesita mantener los océanos limpios y sanos. Para salvar para futuras generaciones es necesario concientizar a las nuevas generaciones a que eviten tirar plásticos como son las bolsas, los envases, hilo de pescar, las redes, artes de pesca y globos que llegan a los océanos. Básicamente, hay que lograr dejar de ser una sociedad dependiente del plástico.