Los misticetos y los odontocetos son dos grupos de ballenas que se originaron a partir de un ancestro común, los basilosáuridos, hace unos 30 millones de años. Los basilosáuridos eran cetáceos primitivos que tenían un cuerpo alargado, una cola con aleta horizontal y patas traseras vestigiales. Se alimentaban de peces, calamares y otros cetáceos.

Los misticetos son las ballenas con barbas. Se alimentan filtrando el agua, aunque a veces puede variar un poco el tipo de alimento. Puede ser desde kril a arenques. Los primeros aparecieron durante el Mioceno medio. Se estima que los cambios en su alimentación pudieron deberse a los cambios ambientales y físicos dentro de los océanos.

Los odontocetos son las ballenas con dientes, que se alimentan de presas más grandes y diversas, como peces, crustáceos, moluscos y otros cetáceos. Tienen un solo espiráculo y un órgano llamado melón, que les sirve para producir y recibir sonidos bajo el agua, lo que les permite comunicarse y localizar a sus presas mediante la ecolocalización.

¿Cuáles son las ballenas más pequeñas que existen?

Las ballenas más pequeñas que existen son el cachalote enano (Kogia sima) y la ballena franca pigmea (Caperea marginata), que miden alrededor de 2.5 y 6 metros de longitud respectivamente.

El cachalote enano pertenece a la familia Kogiidae, dentro de los odontocetos, y se alimenta principalmente de calamares. La ballena franca pigmea pertenece a la familia Neobalaenidae, dentro de los misticetos, y se alimenta principalmente de copépodos.

¿Por qué las ballenas francas del atlántico son cada vez más pequeñas?

Las ballenas francas del Atlántico son cada vez más pequeñas por varias razones, todas relacionadas con la actividad humana. Según un estudio publicado en la revista Current Biology, estas ballenas han reducido su tamaño medio en un 7% en las últimas décadas, lo que afecta a su supervivencia y reproducción.

Factores que contribuyen actualmente a dicha disminución son:

  • Los enredos con artes de pesca: muchas ballenas quedan atrapadas en redes, anzuelos y líneas que les provocan heridas, infecciones y estrés. Estos enredos dificultan su movimiento, alimentación y respiración, y reducen su crecimiento y su capacidad para tener crías.
  • Las colisiones con embarcaciones: las ballenas sufren golpes e impactos de los barcos que navegan por sus hábitats, lo que les causa lesiones, hemorragias y fracturas. Estas colisiones pueden ser mortales o dejar secuelas permanentes en las ballenas, afectando a su salud y desarrollo.
  • El cambio climático: el calentamiento global está alterando los patrones de circulación oceánica y la disponibilidad de alimento para las ballenas. Las ballenas francas se alimentan de pequeños crustáceos llamados copépodos, que dependen de la temperatura y la salinidad del agua. El cambio climático está provocando que los copépodos se desplacen hacia el norte, obligando a las ballenas a recorrer mayores distancias para encontrarlos o a conformarse con menos alimento.

Estos factores se combinan para generar un estrés crónico en las ballenas francas, que repercute en su crecimiento y reproducción. Las ballenas más pequeñas tienen menos reservas de energía, menos leche para sus crías y menos posibilidades de quedar preñadas. 

Esto pone en riesgo la supervivencia de esta especie, que ya está en grave peligro de extinción.

Así es el estado de conservación de las ballenas francas del Atlántico

Las ballenas francas del Atlántico (Eubalaena glacialis) son una especie de cetáceos que se encuentra en grave peligro de extinción. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esta especie ha pasado de estar En Peligro a estar En Peligro Crítico en la Lista Roja de Especies Amenazadas. Esto significa que tiene un riesgo extremadamente alto de desaparecer en la naturaleza.

Se estima que quedan menos de 250 individuos maduros de esta especie, y que su población ha disminuido un 15% desde 2011. Las principales amenazas que enfrentan estas ballenas son los enredos con artes de pesca, las colisiones con embarcaciones, el cambio climático y la contaminación acústica.

Estas ballenas se distribuyen por el océano Atlántico Norte, desde Canadá hasta Florida, y realizan migraciones estacionales entre sus áreas de alimentación y reproducción. Se alimentan principalmente de zooplancton, que filtran con sus barbas. Son animales sociales, que se comunican mediante sonidos y señales visuales.

Estas ballenas tienen una gran importancia ecológica, ya que contribuyen al funcionamiento y equilibrio del ecosistema marino. Además, tienen un valor cultural y económico, ya que son objeto de interés científico y turístico.

Es necesario tomar medidas urgentes para proteger a estas ballenas y su hábitat como también evitar su extinción. Algunas de las acciones que los investigadores sugieren que se realicen son:

  • Reducir el uso de artes de pesca que puedan enredar a las ballenas, y mejorar los sistemas de liberación y monitoreo.
  • Establecer zonas de exclusión o limitación para el tráfico marítimo, y reducir la velocidad y el ruido de las embarcaciones.
  • Mitigar los efectos del cambio climático, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y promoviendo el uso de energías renovables.
  • Apoyar la investigación y el monitoreo de las ballenas francas, para conocer mejor su biología, comportamiento y estado poblacional.
  • Sensibilizar y educar a la sociedad sobre la importancia y la situación de estas ballenas, y fomentar su conservación.