Los fósiles de ballenas son restos o impresiones de estos animales que vivieron en el pasado y que se conservaron en las rocas. Los fósiles nos permiten conocer la evolución de las ballenas desde sus orígenes como mamíferos terrestres hasta sus formas actuales como mamíferos acuáticos.

Los fósiles de ballenas se conservan mediante tres métodos principales:

  • Partes blandas o duras inalteradas: se trata de los casos más raros, en los que los tejidos blandos (como la piel o los músculos) o duros (como los huesos o los dientes) de las ballenas se preservan sin sufrir cambios químicos o físicos. Esto puede ocurrir cuando los restos quedan aislados del aire, el agua y los microorganismos, por ejemplo, en el ámbar, el hielo o el alquitrán.
  • Partes duras alteradas: se trata de los casos más comunes, en los que los tejidos duros de las ballenas sufren cambios químicos o físicos debido a la acción del agua, el aire y los microorganismos. Estos cambios pueden ser de dos tipos: permineralización o sustitución. La permineralización ocurre cuando los espacios vacíos dentro de los huesos o los dientes se rellenan con minerales disueltos en el agua que circula por las rocas. La sustitución ocurre cuando los minerales originales de los huesos o los dientes se reemplazan por otros minerales diferentes.
  • Rastros de fósiles: se trata de los casos en los que no se conservan las partes del cuerpo de las ballenas, sino las huellas o marcas que dejaron en el ambiente. Estos rastros pueden ser de varios tipos: icnitas (huellas de pisadas), coprolitos (excrementos fosilizados), marcas de mordeduras, nidos, madrigueras, etc.

Los fósiles de ballenas se han encontrado en diferentes lugares del mundo, tanto en tierra como en el mar. Algunos ejemplos son:

  • En Perú, se encontró el esqueleto de una ballena anfibia de 4 patas llamada Peregocetus pacificus, que vivió hace unos 42 millones de años y que revela cómo las ballenas llegaron a Sudamérica desde África por el Atlántico.
  • En Chile, se encontró el esqueleto de una ballena con patas llamada Atacocetus nasalis, que vivió hace unos 23 millones de años y que muestra una adaptación intermedia entre la vida terrestre y la acuática.
  • En Egipto, se encontró el esqueleto de una ballena gigante llamada Basilosaurus isis, que vivió hace unos 37 millones de años y que era el depredador más grande de su época, capaz de cazar a otras ballenas.
  • En Australia, se encontró el esqueleto de una ballena con barbas llamada Janjucetus hunderi, que vivió hace unos 25 millones de años y que tenía dientes grandes y afilados, a diferencia de las ballenas con barbas actuales.
  • En Estados Unidos, se encontró el esqueleto de una ballena con dientes llamada Liviatan melvillei, que vivió hace unos 12 millones de años y que tenía colmillos enormes, similares a los del cachalote actual.

Los fósiles de ballenas son un recurso valioso para estudiar la historia y la diversidad de estos mamíferos marinos, que alguna vez caminaron por la tierra y ahora nadan por los mares.