Las ballenas son mamíferos marinos que tienen hábitos y comportamientos muy variados, según la especie, el hábitat y la época del año. Sin embargo, se puede decir que un día en la vida de una ballena se compone de las siguientes actividades:

  • Respirar: las ballenas necesitan salir a la superficie del agua para respirar por sus orificios nasales o espiráculos, que están situados en la parte superior de su cabeza. Las ballenas pueden permanecer sumergidas entre 10 minutos y 2 horas, según la especie y la profundidad. Cuando salen a respirar, expulsan un chorro de aire y vapor de agua por sus espiráculos, que se llama soplo.
  • Alimentarse: las ballenas se alimentan de diferentes tipos de organismos marinos, como peces, calamares, crustáceos o plancton. Algunas ballenas tienen dientes, como las orcas o los cachalotes, que usan para capturar y masticar a sus presas. Otras ballenas tienen barbas, como las ballenas azules o las jorobadas, que usan para filtrar el alimento del agua. Las ballenas pueden comer entre el 2% y el 10% de su peso corporal al día.
  • Comunicarse: las ballenas se comunican entre sí mediante sonidos de diferentes frecuencias, intensidades y duraciones, que pueden viajar por largas distancias bajo el agua. Estos sonidos pueden tener diferentes funciones, como localizar a sus congéneres, orientarse en el espacio, encontrar alimento o atraer a las hembras. Algunas ballenas son famosas por sus canciones, que son secuencias complejas y variables de sonidos que emiten los machos para cortejar a las hembras o competir con otros machos.
  • Descansar: las ballenas necesitan dormir para recuperar su energía y mantener su salud. Sin embargo, las ballenas no pueden dormir como los humanos, ya que tienen que estar conscientes para respirar. Por eso, las ballenas duermen con un solo hemisferio cerebral a la vez, mientras que el otro permanece activo. Así, pueden controlar su respiración y estar alertas ante posibles amenazas. Las ballenas pueden dormir flotando en la superficie del agua, nadando lentamente o suspendidas en el fondo.
  • Socializar: las ballenas tienen diferentes grados de sociabilidad, según la especie y la temporada. Algunas ballenas son solitarias o viven en pequeños grupos familiares, como los cachalotes o los narvales. Otras ballenas forman grupos más grandes y dinámicos, como las orcas o las belugas. Las ballenas pueden interactuar entre sí mediante sonidos, gestos o contactos físicos. Algunas ballenas realizan comportamientos lúdicos o exhibicionistas, como saltar, golpear el agua con sus aletas o cola o frotarse con objetos.

Qué sucede si la ballena deja de respirar profundamente

Las ballenas son mamíferos marinos que necesitan salir a la superficie del agua para respirar por sus orificios nasales o espiráculos. Pueden permanecer sumergidas entre 10 minutos y 2 horas, según la especie y la profundidad.

Cuando salen a respirar, expulsan un chorro de aire y vapor de agua por sus espiráculos, que se llama soplo.

Si la ballena deja de respirar profundamente, puede tener consecuencias negativas para su salud y su supervivencia.

Algunas de las posibles causas y efectos de que la ballena no respire profundamente son:

  • Estrés: el estrés puede provocar que la ballena respire de forma superficial o irregular, lo que puede afectar a su oxigenación y a su ritmo cardíaco. El estrés puede ser causado por factores ambientales, como el ruido, la contaminación o el cambio climático, o por factores sociales, como la competencia, la depredación o la caza furtiva.
  • Enfermedad: la enfermedad puede afectar al sistema respiratorio de la ballena, causando inflamación, infección u obstrucción de sus vías aéreas. La enfermedad puede ser provocada por agentes patógenos, como virus, bacterias o parásitos, o por agentes tóxicos, como metales pesados o plásticos.
  • Lesión: la lesión puede dañar el tejido pulmonar de la ballena, causando hemorragias, edemas o enfisemas. La lesión puede ser causada por traumas físicos, como colisiones con embarcaciones o enredos con artes de pesca, o por traumas acústicos, como explosiones o sonares.

Si la ballena no respira profundamente, puede sufrir los siguientes efectos:

  • Hipoxia: la hipoxia es la falta de oxígeno en los tejidos del organismo. La hipoxia puede provocar alteraciones en el metabolismo, el sistema nervioso y el sistema inmunológico de la ballena. La hipoxia puede causar síntomas como debilidad, confusión, convulsiones o coma.
  • Acidosis: la acidosis es el aumento de la acidez en la sangre. La acidosis puede provocar alteraciones en el equilibrio químico y eléctrico del organismo. La acidosis puede causar síntomas como náuseas, vómitos, arritmias o shock.
  • Muerte: la muerte es el cese irreversible de las funciones vitales del organismo. La muerte puede ser causada por una parada cardiorrespiratoria, una hemorragia masiva o una infección generalizada.

Cómo salvar una ballena inmediatamente si deja de respirar

  • Mantenerse alejado del orificio de la ballena (la abertura en la parte posterior de la cabeza a través de la cual respira) para no obstruir su respiración o asustarla.
  • Verter cubos de agua en la ballena varada para ayudar a que su piel se mantenga fresca y húmeda. Evitar el agua salada si hay heridas abiertas.
  • Cubrir la ballena con bolsas de arpillera empapadas de agua para mantenerla fresca y protegerla de las quemaduras solares. Mantener el soplador y las aletas libres de cualquier restricción.
  • Comprobar si hay signos de vida, como el movimiento de los ojos, la boca o las aletas, o el sonido del soplador. Si no hay signos de vida, se puede intentar hacer una reanimación cardiopulmonar (RCP) a la ballena, pero solo si se tiene experiencia y se sabe cómo hacerlo correctamente. La RCP consiste en presionar el pecho de la ballena con las manos o los pies, alternando con respiraciones boca a soplador. La frecuencia y la fuerza de las compresiones y las respiraciones dependen del tamaño y la especie de la ballena.
  • Llamar al número de emergencia local o al centro de rescate de mamíferos marinos más cercano para informar de la situación y pedir ayuda. Dar la ubicación exacta, el tipo y el tamaño de la ballena, su estado físico y cualquier otra información relevante.
  • No intentar mover o devolver al mar a la ballena por cuenta propia, ya que podría causarle más daño o estrés. Esperar a que lleguen los expertos y seguir sus instrucciones.