Las 8 plantas de procesamiento de ballenas estaban ubicadas entre Punta Arenas e Iquique. Daniel Quiroz centra su investigación en la sede instalada en caleta Samuel, isla Guafo. Según él, es la menos conocida de todas y fue una de las más influyentes de su tiempo.
El comienzo del siglo XX marcó para Chile el inicio de su etapa moderna de cacería de ballenas. Durante las primeras décadas se construyeron en el país 8 plantas industriales costeras en las cuales se procesaron a todos los cetáceos que fueron cazados de forma indiscriminada. El antropólogo Daniel Quiroz comparte las claves históricas y revela cómo era el mecanismo de trabajo en las centrales.
El punto de partida
Daniel Quiroz es Licenciado en Antropología, Antropólogo Social, Magíster en Arqueología y Doctor en Historia. Hace 10 años publicó en Magallania, la revista de la Universidad de Magallanes, una investigación que realizó en torno a la etnografía histórica de la planta ballenera de Isla Guafo.
Para llegar a su objeto de estudio, el investigador chileno partió de los comienzos de la cacería de cetáceos con fines comerciales. En el mundo occidental, los mismos se remontan hacia los siglos X y XI.
Con el paso de los siglos, la actividad se fue globalizando y las ballenas comenzaron a ser perseguidas y cazadas en todos los océanos del mundo. La sofisticación tecnológica y el descubrimiento de las rutas migratorias de los cetáceos fueron claves para la expansión de la cacería.
La industria ballenera llega a Chile
Quiroz menciona que la industria ballenera mundial tuvo uno de sus períodos de mayor auge en la primera mitad del siglo XIX. La cacería de cetáceos se dio en todas las aguas del planeta y tuvo como principales responsables a Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania, entre otros países.
Para el investigador esto es clave debido a que estas embarcaciones llegaron a las costas de Chile, impulsando la actividad industrial en esta región del Océano Pacífico suroriental.
Algunos de los puntos de contacto se dieron en Ancud, Coquimbo, Talcahuano y Valparaíso. La actividad se expandió de manera tal que dio lugar al establecimiento de plantas terrestres para el procesamiento de los cetáceos cazados.
Las 8 plantas
El antropólogo e historiador afirma que la cacería moderna de ballenas en Chile comienza en la primera década del siglo XX debido a que en aquellos años se construyeron e instalaron las primeras plantas de procesamiento. En total fueron 8 y se ubicaron en la región comprendida por Punta Arenas e Iquique.
En orden cronológico, las plantas son:
- 1905: Bahía Águila (a 60 km al oeste de Punta Arenas).
- 1906: San Carlos de Corral, Valdivia.
- 1909: Isla San Pedro (sur de Quellón, Chiloé).
- 1922-23: Caleta Samuel (Isla Guafo, al sur de la isla grande de Chiloé).
- 1930: Puerto Macaya (Isla Santa María, golfo de Arauco).
- 1943: Quintay (sur de Valparaíso).
- 1951: Chome (sur de Talcahuano).
- 1956: Bajo Molle (sur de Iquique).
De todas estas, Quiroz eligió la de Caleta Samuel como objeto de estudio por 2 motivos. En primer lugar, porque considera que es una de las menos conocidas y de la que menos información se posee. Por otro, por la influencia que tuvo: el historiador sostiene que fue una “escuela ballenera” para los habitantes y los empresarios de la región.
El procesamiento
El proceso productivo que se desarrollaba en las plantas era simple por la cantidad de productos que se elaboraban y a la vez complejo por las técnicas y las herramientas que se necesitaban para las tareas.
El autor del estudio destaca que el proceso de trabajo seguía la tradición ballenera noruega y que era propio de la cacería moderna global.
Todo comenzaba con la llegada de una ballena a la planta. El ejemplar era amarrado y mediante una rampa se lo ingresaba en una plataforma para descuartizarlo.
En dicha instancia se separaban la carne y los huesos y se enviaban a unidades de cocción. Así se obtenían los aceites y otros materiales sólidos y líquidos. Los residuos, por su parte, se separaban para elaborar harina o guano.
La necesidad de conocer la historia
La cacería indiscriminada de ballenas ha llegado a su fin hace varias décadas. Al menos de forma legal y en las costas de Chile.
Sin embargo, conocer su historia es fundamental para que no se repita. Durante siglos, la actividad llevó a la extinción a diversas poblaciones y puso en riesgo de desaparecer a otras tantas.
Los cetáceos demuestran una recuperación poblacional, pero aún así se encuentran en riesgo por diversas amenazas. El pasado se hace presente en la necesidad de conservarlos y de preservar también los ecosistemas que habitan.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.