Científicos del Conicet buscan conocer cómo se dan las interacciones sonoras de las ballenas francas australes entre sí y con su entorno. Para los científicos, es clave conocer cómo opera su particular sistema acústico que les permite comunicarse a grandes distancias y guiarse en las oscuridades oceánicas. 

La ballena franca austral (Eubalaena australis) es uno de los mamíferos marinos más admirados en el mundo. Su belleza ha cautivado y sigue cautivando a todas las generaciones a través del tiempo. En cada sitio en el que se encuentran , su presencia es fuente de atracción para gran número de turistas tanto a nivel regional como nacional e internacional. Además, contar con poblaciones residentes estables en ciertas áreas marinas, representa una oportunidad única para profundizar los estudios de la especie, especialmente para los investigadores del Centro Científico Tecnológico Conicet-CENPAT de Puerto Madryn.

En esta línea, Virginia Tortolini, bióloga del Centro Científico, eligió como eje de sus investigaciones a la ecología acústica de la ballena franca austral, es decir, a los sonidos que produce esta especie de ballena. Este es un tema que siempre ha fascinado a la comunidad científica por lo asombroso de su cualidades y que hasta el momento , ha sido muy poco investigado en Argentina .

La bióloga afirma que “las ballenas son animales marinos que se encuentran adaptados a una vida completamente acuática. Esto las diferencia de otros mamíferos de mar que pueden transitar parte de su ciclo de vida en tierra. Por ello, para manejarse de modo exitoso en su medio marino, la comunicación mediante sonidos ha sido su herramienta principal. El sonido, se sabe, puede viajar mucho más rápido en el agua que en el aire y una vocalización emitida por una ballena pueda ser escuchada por otra aún a miles de kilómetros de distancia”, cuenta la Dra Tortolini quién se encuentra en la actualidad, realizando su doctorado en el Laboratorio de Mamíferos Marinos del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR, Conicet).

La comunicación en las ballenas francas australes

Las ballenas se comunican mediante tres vías principales : a través del sonido, del contacto físico y del contacto visual. Las dos últimas son complementarias de la primera y más limitadas en relación a su alcance. “El sonido es la herramienta de comunicación más importante que poseen las ballenas. Les permite comunicarse, aún estando a grandes distancias las unas de otras y también, ante la ausencia de luz en el medio marino. Por ejemplo, cuando deben emprender sus travesías nocturnas o cuando la visibilidad es reducida, su sistema de comunicación por sonar es lo que prima como sistema de comunicación con sus pares cercanos o lejano y el entorno.” explica la científica.

Para poder estudiar la comunicación acústica en las ballenas, la investigadora utiliza una técnica conocida como monitoreo acústico pasivo. Este es un método no invasivo basado en la introducción en el medio marino, de micrófonos especialmente diseñados para la escucha bajo el agua llamados hidrófonos. “Sumergimos los micrófonos desde una embarcación y los conectamos a una grabadora que está de modo permanente, registrando todos los sonidos que se escuchan bajo el agua. Por ello, hemos aprendido a distinguir , no solo los que producen las ballenas, sino también los antrópicos como son los ruidos que emiten los barcos. A su vez, tenemos la posibilidad de monitorearlos en vivo a través del uso de auriculares. Esto es de vital importancia para nuestro trabajo ya que nos permite realizar los ajustes necesarios en caso de tener que disminuir los ruidos espurios que puedan contaminar y dificultar el post procesamiento que realizamos cuando regresamos al laboratorio ”.

La científica resalta que en los últimos años, la actividad antrópica (no propia del medio marino) que era relativamente baja, ha ido en aumento exponencial.Esto es una muy mala noticia para las ballenas ya que impacta de modo negativo en su supervivencia inmediata: les impide transmitir información vital, las marea y las hace encallar. Con el paso del tiempo, la contaminación acústica ha ido en aumento en el Golfo Nuevo debido a la entrada de barcos cargueros y pesqueros . Por ello, retomar los monitoreos acústicos pasivos en la zona del Golfo será de gran ayuda para comprender el estado actual del comportamiento acústico de las ballenas per se y en relación con su entorno. Esto aportará información relevante para reforzar las acciones de conservación de la ballena franca y conocer en profundidad su ambiente desde la perspectiva de la bioacústica”, finaliza Tortolini.