El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) sostiene que al menos el 10% de todas las ballenas azules del hemisferio sur visitan las aguas de Chiloé durante la temporada de alimentación.

Las costas del Archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile, son visitadas por unas 300 ballenas azules año tras año. Se trata del lugar con más presencia de estos cetáceos en todo el hemisferio sur. El avistamiento es posible de varias maneras, pero no es muy frecuente por dos motivos: la cantidad reducida de estos mamíferos marinos y su tendencia a permanecer debajo de la superficie.

Una presencia icónica

Chile es uno de los países más afortunados del mundo en lo que se refiere a la presencia de cetáceos. Las especies que navegan por sus aguas son más de 40 y los contactos se dan a lo largo de todas sus costas, de norte a sur.

Los lugares para disfrutar del avistamiento de ballenas son varios y el Archipiélago de Chiloé es uno de los más significativos. Se trata de un conjunto de islas que se encuentra en el sur de Chile, pocos kilómetros al sur de Puerto Montt.

Liderado por la Gran Isla de Chiloé, presenta una riqueza sin igual en materia de flora y fauna. Los lobos marinos y los delfines son de los cetáceos más comunes. También hay ballenas jorobadas y rorcuales minke. Pero para los turistas y los lugareños, la presencia más icónica de todas es sin dudas la de la ballena azul.

La temporada perfecta para avistarlas

Ladera Sur sostiene que la población de ballenas azules que navega por las aguas del Archipiélago de Chiloé es de aproximadamente 300 ejemplares. También indica que en el área comprendida por el noroeste de la Gran Isla y por el Golfo Corcovado es donde más avistamientos de esta especie se han registrado en todo el hemisferio sur.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su nombre en inglés) agrega que la población que se encuentra en el Archipiélago representa al menos el 10% del total de las ballenas azules de todo este hemisferio.

Estos mamíferos marinos se reproducen en aguas tropicales y luego navegan hacia el sur en busca de alimentación. La temporada perfecta para avistarlas en Chiloé tiene lugar durante el verano austral, entre los meses de diciembre y abril.

¿Cómo se las puede avistar?

Los que conocen a las ballenas azules y las costas del Archipiélago aseguran que lo primero que se necesita para avistar a estos cetáceos es suerte. En primer lugar, debido a la poca cantidad de ejemplares que se presentan.

Hay otros factores que también influyen. A diferencia de otras ballenas como las jorobadas, que son más juguetonas y propensas a salir del agua con grandes saltos, las azules suelen permanecer por debajo de la superficie. Al mismo tiempo, su particular color hace que no se destaquen por su contraste con el océano.

Sobrevolar la región en compañía de algún experto es una de las posibilidades que existen para ver a las azules. Sin embargo, es una alternativa que no es tan accesible para los individuos interesados.

Existen agencias de turismo ecológico que organizan viajes en embarcaciones para ver a las ballenas de cerca. Ecoturismo Puñihuil es una de ellas, y se encuentra en el sector de Caleta Puñihuil, a unos pocos kilómetros de Ancud.

Otra posibilidad es la que brinda el Parque Tantauco, al sur de la Gran Isla. Allí se organizan expediciones en kayak que permiten entrar en un contacto tan directo como impresionante con las azules. 

La necesidad de conservar a las azules

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la ballena azul es una especie que se encuentra en peligro de extinción.

Durante siglos, su población ha sido diezmada por la cacería indiscriminada. De hecho, el Archipiélago de Chiloé da cuentas de ello: en la isla San Pedro funcionó entre 1909 y 1913 una estación ballenera internacional que cazaba azules, jorobadas y rorcuales comunes, entre otras especies.

Desde 2008 Chile cuenta con una ley que declara al país como una zona libre de la caza de cetáceos. Pero esto no significa que los mamíferos marinos no corran riesgos.

La pesca incidental y el tráfico marítimo son dos grandes amenazas. Este último fenómeno provoca colisiones y también afecta a los cetáceos al generar contaminación acústica.

La contaminación química, el calentamiento global y la crisis climática son otras de las amenazas que enfrentan las azules de Chiloé y tantas otras ballenas a lo largo del mundo. Protegerlas y conservarlas implica a su vez cuidar los ecosistemas en los que habitan.

🐋 Chile cuenta con una importante cantidad de lugares ideales para avistar ballenas, y el Archipiélago de Chiloé es uno de los más destacados.

🌊 Ubicado al sur del país y con la Gran Isla de Chiloé como atractivo principal, este archipiélago recibe a unas 300 ballenas azules por año. Es decir, casi el 10% de la población total de estos cetáceos en el hemisferio sur.

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