El descubrimiento fue realizado gracias a la labor de una organización que monitorea los mares en busca de posibles pruebas de bombas nucleares. Los investigadores centraron su estudio en el canto de las ballenas.
La ballena azul es el animal más grande del planeta y también uno de los más difíciles de estudiar. En 2021 se descubrió lo que parecería ser una nueva población de esta especie en el Océano Índico. Las pruebas que respaldan la teoría se encuentran en el canto de estos cetáceos. Sin embargo, se necesita de un avistamiento para confirmarla.
Un acontecimiento único
El descubrimiento de lo que sería una nueva población de ballenas azules es una buena noticia por varios motivos. El más importante de todos responde a lo que esto significa para la supervivencia de la especie.
Al igual que tantas otras especies de ballenas, las azules fueron víctimas de la caza indiscriminada durante siglos. Tal es así que quedaron al borde de la extinción.
El Centro para la Diversidad Biológica indica que actualmente quedan 10 mil ejemplares en el hemisferio sur. Antes de los tiempos de caza, el total era de 350 mil.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por su parte, expresa que el estado actual de la especie sigue siendo de peligro de extinción.
¿Cómo se dio el descubrimiento?
La Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por su nombre en inglés) es un organismo que se encarga de monitorear las pruebas internacionales de bombas nucleares.
Desde hace más de 20 años trabaja con hidrófonos, que son micrófonos submarinos de avanzada que detectan ondas sonoras. La Organización busca posibles pruebas de bombas nucleares, pero también capta con gran capacidad de detalle otros sonidos del océano.
Esta información es compartida con los científicos que investigan los ecosistemas marinos. Así es como la ecóloga marina Tracey Rogers y su equipo dieron con un sorprendente hallazgo.
La población de Chagos
Rogers y sus colegas estaban estudiando los datos provistos por la CTBTO cuando se encontraron con el canto de una ballena particular, uno que había sido identificado previamente, pero del que se sabía muy poco.
Fue así como profundizaron en su estudio y descubrieron que pertenecía a un grupo de ballenas azules pigmeas del que no se tenían registros previos.
El registro fue tomado en el Archipiélago de Chagos, un conjunto de islas de dominio británico que se encuentran en medio del Océano Índico, cerca del Ecuador. Por este motivo, los investigadores bautizaron a los cetáceos como “la población de Chagos”.
¿Por qué el canto fue clave?
La participación de la doctora Emmanuelle Leroy fue fundamental en la investigación, ya que aportó todos sus conocimientos en materia de bioacústica, ciencia que se enfoca en el vínculo entre los sonidos y los animales.
Leroy primero descubrió que las canciones registradas no provenían de una o unas pocas ballenas. Por el paisaje sonoro que formaban, su origen debía estar en una población completa.
Luego, la investigadora comparó las características del canto con las de otros tipos registrados, siempre enfocándose en las poblaciones conocidas de ballenas azules en el Océano Índico.
Hizo lo propio con el canto de otras especies de cetáceos que también habitan por la zona. Pero en ningún caso hubo coincidencia, lo que llevó a plantear la teoría de que se trata de una población totalmente nueva de ballenas azules pigmeas.
La dificultad de estudiar la vida en el océano
Para hablar de hechos confirmados hace falta un avistamiento de la población en cuestión, lo cual hasta el momento no se ha logrado.
Las dificultades son varias. En primer lugar, las azules son una de las ballenas más difíciles de observar. A diferencia de otras especies como las jorobadas, no se caracterizan por salir a la superficie con grandes saltos. Por lo contrario, prefieren mantenerse sumergidas y pasar desapercibidas.
Esto hace que las operaciones de avistamiento sean costosas y difíciles de financiar. Además, el hecho de que hayan evitado ser detectadas por tanto tiempo indica que se trata de una especie esquiva, toda una paradoja si se tiene en cuenta su enorme tamaño.
La necesidad de investigar
La doctora Leroy es contundente cuando sostiene que el descubrimiento de una nueva población de ballenas es el primer paso para conservarla.
Rogers agrega que todavía se están descubriendo poblaciones de los cetáceos más grandes del mundo, lo cual es alentador si se tiene en cuenta que se trata de una especie en peligro de extinción.
Más allá de la dificultad que implica el avistamiento, el estudio de su canto aporta información esencial sobre aspectos como los patrones migratorios, el estado poblacional y la distribución espacial.
La conservación de las ballenas, en definitiva, implica la obligación de trabajar sobre las problemáticas que atraviesan las especies conocidas. Al mismo tiempo, habla de la necesidad de prestar atención y de abrirse a un universo marino no del todo explorado.
🌊🐋 ¡Increíble descubrimiento en el Océano Índico! Los científicos identificaron lo que sería una nueva población de ballenas azules, los cetáceos más grandes de todos.
🐳💙 El hallazgo se dio en el Archipiélago de Chagos. Usando tecnología de vanguardia, los investigadores estudiaron el canto de las ballenas y llegaron a una conclusión sorprendente. ¡Conoce los detalles del caso!
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Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.