Se estima que a lo largo del mundo existen en la actualidad unos 123 mil ejemplares de narvales. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza indica que su estado de conservación es de preocupación menor.

Durante siglos se creyó que en las aguas del Océano Ártico habitaba una ballena unicornio que atacaba a cualquier nave que se le acercase. El paso del tiempo ayudó a desmitificar y ahora se sabe que lo que tiene el narval no es un cuerno sino un colmillo. Los científicos creen que para los cetáceos es un elemento de supervivencia.

Del mito a la realidad

La comercialización del colmillo del narval por parte de los vikingos consolidó, hace unos mil años, la leyenda del unicornio en territorio europeo. Siglos después, distintos navegantes observaron en las aguas del Ártico a un animal de similares características, al cual bautizaron como “unicornio de mar”.

El escritor y cartógrafo sueco Olaus Magnus hizo referencia, a mediados del siglo XVI, a un “monstruo marino” cuya principal característica era la presencia de un cuerno enorme en la frente. También describió la tendencia del animal de embestir a los barcos y su limitada velocidad de movimiento.

Unos cien años después, distintos investigadores confirmaron que no se trataba de un monstruo marino, sino de un animal real: el narval.

Las características del “unicornio de mar”

Es una especie de cetáceo odontoceto y forma parte de la misma familia que las belugas. Habita en el Océano Ártico y en el norte del Atlántico, cerca de países como Canadá, Groenlandia y Rusia.

También comparado con el delfín, el narval presenta un tamaño bastante menor que al de otras ballenas: en su adultez pueden medir unos 5 metros y pesar alrededor de 1500 kilogramos.

El colmillo es la característica más distintiva que tienen. Se sabe que es una pieza dental que creció de manera desmedida a lo largo de la evolución de estos animales.

Puede llegar a medir hasta 2 metros y medio de largo y pesar unos 10 kilos. Solo lo tienen los machos adultos y por lo general sale del costado izquierdo de la mandíbula de los cetáceos. Sin embargo, hay unos pocos casos en los que salen de ambos laterales, lo que da como resultado narvales con dos colmillos.

¿Para qué sirve el colmillo del narval?

Para los investigadores siempre fue objeto de curiosidad. A lo largo del tiempo, numerosos estudios se han centrado en dar con la respuesta a esta pregunta.

Una de las primeras hipótesis que se manejó indica que los narvales usarían los colmillos para romper los hielos árticos. Otra expresa que sería un elemento fundamental en la ecolocalización de estos animales.

No se descartó que las ballenas usen sus colmillos a la hora de atacar a sus presas y de defenderse de los depredadores. 

Hoy en día se cree que los colmillos tienen más de una función. La que se refiere a las presas es una, pero la que más aceptación tiene es la que habla de estas piezas dentales como elementos de supervivencia.

Con 10 millones de terminaciones nerviosas, los colmillos ayudarían a los narvales a identificar cambios de temperatura en el agua y otras condiciones como su salinidad.

¿Cuál es el estado actual del narval?

Como tantas otras especies de ballena, la unicornio presenta una extensa y polémica historia de cacería. Durante siglos fue perseguida por sus colmillos. Con los mismos se hacían joyas y piezas de lujo. Su polvo también se comercializaba en las farmacias de los siglos XVI y XVII como medicamento para la depresión.

Los pueblos inuit que habitan en distintas regiones del Ártico siguen cazando a estos cetáceos, aunque de manera controlada. El colmillo se mantiene como objeto de valor y también se consumen sus carnes y grasas.

El narval sufre otras de las amenazas propias de estos tiempos, entre ellas la contaminación química y acústica, la crisis climática y el calentamiento global.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) indica que el estado de conservación de estos mamíferos marinos es de preocupación menor.

Se estima que en la actualidad existen unos 123 mil ejemplares de narvales, los cuales se encuentran distribuidos en unas 12 subpoblaciones.

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