Los científicos creen que la explicación al fenómeno sería multicausal. La contaminación y la crisis climática se complementarían con una autorregulación propia de la especie.
La ballena gris que habita en el Océano Pacífico Noreste se encuentra en crisis. Entre 2016 y 2020 se registró una reducción de un 25% en su población. El total de ejemplares continúa en declive y los investigadores no terminan de precisar cuáles son los motivos. Lo que no está en duda es el riesgo que esto representaría para la supervivencia de la especie.
Las ballenas grises y su situación en el Océano Pacífico Noreste
No es la primera vez que estos cetáceos atraviesan una seria crisis poblacional. Al igual que otras especies de ballenas, han sobrevivido a la caza indiscriminada que se realizó sobre todo entre los siglos XVIII y XX.
Acciones proteccionistas como las de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) lograron que la ballena gris del Océano Pacífico Noreste dejara de estar en peligro crítico de extinción. Esto debido al crecimiento sostenido de su población con el paso de las décadas.
Sin embargo, hacia finales del siglo XX se registraron dos grandes declives que pusieron en alerta a los investigadores y que hoy sirven como antecedente para estudiar lo que está pasando.
¿Cuántas ballenas grises quedan en la región?
Gene Johnson, en un artículo publicado por Los Angeles Times, recuerda que, hacia fines de la década de 1980 y comienzos de la siguiente, la población de la ballena gris del Pacífico Noreste disminuyó en un 40%.
Entre 1999 y 2000 se observó otra mortalidad masiva. Kate Linthicum, de National Geographic, indica que los investigadores documentaron un descenso del 23%: de 21 mil ballenas grises en 1997 pasó a haber 16 mil en el 2000.
El Servicio Nacional de Pesca Marítima de Estados Unidos publicó en octubre de 2022 uno de los recuentos más recientes. El mismo hace referencia a 16 mil 650 ejemplares. La preocupación se presenta cuando se compara con los valores del 2016, año en el cual se contaron 27 mil ballenas grises en la región.
Un evento de mortalidad inusual
La nueva alarma se encendió entre 2019 y 2020, cuando en la costa oeste de Estados Unidos y México comenzó a presentarse una numerosa cantidad de varamientos de ballenas grises.
Es lo que los investigadores llaman un “evento de mortalidad inusual”. Como si fuese poco, los especialistas tienen la teoría de que, por cada ejemplar que es hallado sin vida en las costas, hay cinco que fallecen en el mar.
La gran mayoría parecía encontrarse en estado de desnutrición. Muchas otras de las pérdidas se dieron en aguas en las que las ballenas transitaban por fuera de sus rutas migratorias habituales. En apariencia, se trataría de cetáceos que se desviaron en busca de alimento. Y terminaron siendo víctimas de colisiones con barcos y enmallamientos.
¿Cuáles son las dificultades que enfrentan los científicos?
La de investigar el caso es más que una necesidad: es una obligación. En primer lugar, porque es un fenómeno que habla de una posible amenaza para la supervivencia de la especie.
También podría tratarse de un problema mayor, de algo que afecta al ecosistema oceánico en general. Por ejemplo, podría estar en el fondo marino, una zona difícil de estudiar por su complejo acceso.
Otra de las dificultades a las que se enfrentan los investigadores se refiere a las necropsias, es decir, el estudio de los cuerpos sin vida de las ballenas.
La pandemia de coronavirus limitó el estudio durante el último evento de mortalidad inusual. Además, muchos de los cetáceos varados estaban en playas de difícil acceso. Y sus cuerpos se descomponen con rapidez.
¿Cuáles son las principales hipótesis?
La primera causa que manejan los especialistas es la del cambio climático y el efecto que genera en los hielos marinos.
Las ballenas grises se alimentan en las aguas árticas. El calentamiento global genera una disminución en las poblaciones del kril, que es la fuente de ingesta principal de estos cetáceos.
La contaminación química podría ser otra explicación, en especial lo que se refiere a la ingesta de microplásticos por parte de las ballenas.
Sin embargo, los investigadores creen que no deben quedarse solo con esto. Una pista clave es el crecimiento de la población que se dio entre el 2000 y el 2016, años en los que la crisis climática no dejó de estar presente.
La explicación al fenómeno sería multicausal. Científicos como John Calambokidis creen también que la especie podría estar autorregulándose. Al crecer demasiado, la competencia por los alimentos se vuelve más intensa y es así como las ballenas grises se ven obligadas a disminuir su población para sobrevivir.
Lo que se sabe con certeza es que la muerte de una ballena genera una alarma debido a la dura historia de supervivencia de la especie. La investigación científica y las acciones colectivas e individuales son clave para su preservación.
🐋 ¡Alerta! La ballena gris del Pacífico Noreste está en crisis y los investigadores no terminan de comprender por qué.
📉 En los últimos años la población de estos cetáceos se redujo en un 25%. El calentamiento global, la contaminación de los océanos y la propia autorregulación de la especie son algunas de las pistas que explicarían el fenómeno.
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Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.