Cuando se trata de salvar el planeta, increíblemente una ballena vale mucho más que mil árboles. A través de una investigación científica se indicó claramente que la liberación de dióxido de carbono a la atmósfera contribuye notablemente sobre el calentamiento global.

Sin embargo, para esta amenaza en nuestro ecosistema y forma de vida, enfrenta desafio importantes. El primero de todo es encontrar formas efectivas para reducir el impacto global promedio. El segundo es recaudar los fondos necesarios para poner en práctica.

Se han propuesto muchas soluciones para esta problemática: el calentamiento global- Una de ellas es capturar el carbono directamente del aire y enterrarlo en la profundidad de la tierra. Eso además de ser muy costoso no está probado.

No obstante, al parecer, habría una solución sin tanta tecnología y económica para capturar más carbono de la atmósfera. El claro ejemplo proviene de una estrategia “sin tecnología”. Biólogos marinos descubrieron que las ballenas, en especial las grandes, desempeñan un papel importantísimo en esa captura de carbono.

Un gran avance

Gracias a la implementación de diversos programas como la Reducción de Emisiones por Degradación y Deforestación se pueden adaptar estas iniciativas restaurando las poblaciones de ballenas y avanzar en la lucha contra el calentamiento global.

Es sorprendente el potencial que existe en las ballenas y su captura de carbono. Estas lo acumulan en sus cuerpos durante toda su larga vida. Vale recordar que una vez que mueren, se hunden en el fondo del océano.

Cada una de ellas secuestra un promedio de hasta 33 toneladas de dióxido de carbono eliminando -durante siglos – ese carbono de la atmósfera. Mientras, un árbol solo absorbe hasta 48 libras de dióxido de carbono al año.

Protección de las ballenas

La iniciativa sobre la protección de las ballenas es que ellas pueden aumentar significativamente la captura de carbono. Lamentablemente, tras la indiscriminada caza, los biólogos estiman que sus poblaciones se achicaron de lo que eran antes.

En el caso de algunas especies como las ballenas azules, se han reducido un 3% de lo que eran. Por lo tanto, es necesario saber que las ballenas, para todos nosotros y para nuestra supervivencia, son muy importantes.

El fitoplancton: criaturas fundamentales

Donde quieran que se encuentre al menos una ballena, se encuentra una población de fitoplancton. Son unas criaturas microscópicas que aportan el 50% de todo el oxígeno a nuestra atmósfera, como también capturan aproximadamente 37 mil millones de toneladas de dióxido de carbono.

En los últimos años, diferentes científicos descubrieron que las ballenas tienen un efecto multiplicador en la producción del fitoplancton. Resulta que esos desechos de las ballenas contienen sustancias ideales para que esta criatura microscópica crezca y crezca. Se trata de hierro y nitrógeno.

Las ballenas, a través de su movimiento vertical, llevan a la superficie minerales. Esto se llama “bomba de ballenas”. También lo hacen a través de su migración y se llama “cinta transportadora de ballenas”.

Esta actividad fertilizante es lo que aumenta significativamente el crecimiento del fitoplancton en todas aquellas zonas donde frecuentan las ballenas.

Las ballenas deben vivir

En esta problemática es donde entran las ballenas. Si al menos se consiguiera llegar a la cantidad de poblaciones que existía antes de la caza, podría aumentar la cantidad de fitoplancton en todos los océanos.

Incluso, con un simple aumento de 1% en la producción de fitoplancton se capturarán cientos de millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Vale imaginarse el impacto que tendría sobre una ballena que vive más de 60 años.

A pesar de que la caza comercial se redujo, las ballenas aún siguen enfrentándose al peligro significativo de sus vidas. Está incluido los enredos de pescas, los desechos que se tiran en las aguas, la contaminación acústica y los choques con barcos.

Si bien muchas ballenas se están recuperando, lo hacen lentamente y otras ni llegan. Si se logra mejorar la protección de las ballenas contra tantos peligros, los beneficios al planeta serían maravillosos.

Aunque se ha tenido millones de años para perfeccionar la tecnología de sumidero de carbono, todo lo que se tiene que saber es que hay que dejar que las ballenas vivan.

Lo cierto es que protegerlas tiene un costo. Mitigar ante las amenazas implica compensar a todos aquellos países, empresas y seres humanos que aún no comprenden la magnitud de la situación.