La contaminación acústica es el ruido excesivo que generan las actividades humanas en el medio marino, como el tráfico de embarcaciones, las prospecciones sísmicas, la construcción de infraestructuras o la explotación de recursos.

Este ruido puede tener efectos negativos sobre las ballenas y otros cetáceos, que dependen del sonido para comunicarse, orientarse, alimentarse y reproducirse. Algunos de los efectos de la contaminación acústica en las ballenas son:

  • Daños auditivos: el ruido puede causar lesiones físicas en el oído interno de las ballenas, que pueden provocar sordera parcial o total, hemorragias internas o incluso la muerte. Estos daños pueden ser temporales o permanentes, dependiendo de la intensidad y la duración del ruido. La pérdida de audición puede afectar a la supervivencia y el bienestar de las ballenas, ya que les impide detectar a sus presas, depredadores o compañeros.
  • Estrés: el ruido puede generar estrés fisiológico y psicológico en las ballenas, que se manifiesta en cambios hormonales, alteraciones del sistema inmunológico, disminución del apetito, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, y comportamientos anormales. El estrés crónico puede debilitar la salud de las ballenas y reducir su capacidad reproductiva.
  • Desorientación: el ruido puede interferir con la ecolocalización de las ballenas, que es el sistema que utilizan para emitir y recibir sonidos bajo el agua y así obtener información sobre su entorno. La ecolocalización les permite navegar por el océano, evitar obstáculos, localizar a sus congéneres y encontrar alimento. El ruido puede enmascarar o distorsionar los sonidos que emiten o reciben las ballenas, lo que puede provocar que se pierdan, se separen de su grupo, se alejen de su hábitat o se acerquen a zonas peligrosas.
  • Varamientos: el ruido puede inducir a las ballenas a realizar cambios bruscos de profundidad o a salir a la superficie rápidamente, lo que puede causarles problemas de descompresión o embolia gaseosa. Estos problemas pueden afectar al sistema nervioso central de las ballenas y causarles convulsiones, parálisis o inconsciencia. Estas condiciones pueden hacer que las ballenas queden varadas en la costa o mueran en el agua.

En conclusión, la contaminación acústica es una grave amenaza para las ballenas y otros cetáceos, que puede afectar a su audición, su salud, su orientación y su supervivencia. Es necesario tomar medidas para reducir el impacto del ruido humano en el medio marino y proteger a estas especies tan importantes para el ecosistema.

Medidas para reducir el impacto del ruido humano en el medio marino

El ruido humano en el medio marino es una forma de contaminación acústica que puede tener efectos negativos sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas marinos.

Algunas de las fuentes de ruido humano son el tráfico de embarcaciones, las prospecciones sísmicas, la construcción de infraestructuras o la explotación de recursos. Algunas de las medidas que se pueden tomar para reducir el impacto del ruido humano en el medio marino son:

  • Reducir el uso de artes de pesca que puedan generar ruido, como las redes de arrastre o los explosivos, y mejorar los sistemas de liberación y monitoreo de los animales enredados.
  • Establecer zonas de exclusión o limitación para el tráfico marítimo, especialmente en áreas sensibles para la fauna marina, reducir la velocidad y el ruido de las embarcaciones.
  • Regular las actividades de exploración y explotación de recursos, como el petróleo y el gas, y aplicar medidas de mitigación, como el uso de fuentes acústicas alternativas o el seguimiento de la presencia de cetáceos.
  • Controlar las actividades de construcción y mantenimiento de infraestructuras, como los parques eólicos o los puertos, y minimizar el ruido generado por las máquinas, las hélices o los martillos neumáticos.
  • Mitigar los efectos del cambio climático, que puede alterar los patrones de circulación oceánica y la disponibilidad de alimento para la fauna marina, y promover el uso de energías renovables.
  • Apoyar la investigación y el monitoreo del ruido submarino y sus efectos sobre la biodiversidad marina, para conocer mejor su magnitud, distribución y consecuencias.
  • Sensibilizar y educar a la sociedad sobre la importancia y la situación del medio marino, fomentar su conservación y su uso sostenible.