
Diego Taboada llama a no demonizar a las gaviotas. El presidente del Instituto de Conservación de Ballenas remarca la responsabilidad del ser humano en el fenómeno y llama a acciones concretas como el control de descartes pesqueros en el mar y el cierre de basurales a cielo abierto.
El Instituto de Conservación de Ballenas realizó un nuevo estudio sobre el impacto de los ataques de gaviotas cocineras en las francas australes de Península Valdés. Los resultados son desalentadores: se comprobó que aumentan de manera significativa la probabilidad de muerte de los ballenatos en sus primeros meses de vida. La investigación a su vez pone en evidencia la necesidad de implementar acciones concretas para preservar a los cetáceos.
Una amenaza conocida
El ataque de las gaviotas cocineras a las ballenas francas australes de Península Valdés es un problema que interesa a los investigadores desde hace décadas.
En estudios pasados, los científicos alertaron sobre el vínculo que existe entre las heridas generadas por las aves en la supervivencia a largo plazo de los ballenatos. Ahora, el Instituto de Conservación de Ballenas acaba de publicar los resultados de una nueva investigación que aporta evidencia más concreta.
El estudio fue publicado en la revista Marine Ecology Progress (Progreso en Ecología Marina) en octubre de 2024. Lleva la firma de María Piotto, Iván Barberá, Mariano Sironi, Victoria J. Rowntree, Marcela M. Uhart, Macarena Agrelo, Alejandro A. Fernández Ajó, Jon Seger y Carina F. Marón.
El trabajo fue impulsado por el Instituto de Conservación de Ballenas y contó con la colaboración de otros actores que forman parte del Programa Ballena Franca Austral.
Claves del estudio
El Instituto partió del objetivo de medir el impacto que el acoso de las gaviotas cocineras tiene sobre los ballenatos de francas australes de Península Valdés.
Los científicos analizaron una base de datos que cubre un período de 25 años (1995-2019). El material estudiado contiene información sobre registros de ataques de gaviotas a pares de ballenas madre-cría. Y también conteos de ballenatos vivos y muertos en la región de Península Valdés.
La información fue obtenida gracias al trabajo de décadas en materia de monitoreo de la población de francas australes. El análisis realizado llevó a la conclusión de que las lesiones generadas por el acoso de gaviotas se acumulan durante el transcurso de la temporada de cría.
También se demostró que el ataque de las aves modifica el comportamiento de los cetáceos. Que aumentan su gasto energético y que ocasionan un estrés crónico en las crías que alteran su salud y su bienestar integral.
Un dato preocupante
La conclusión principal del estudio es que el acoso de las aves aumenta de forma significativa las probabilidades de muerte de los ballenatos durante sus primeros meses de vida.
Los investigadores encontraron que los ballenatos serían la víctima predilecta de las gaviotas. Entre 2004 y 2019, las crías recibieron prácticamente el triple de los ataques que padecieron sus progenitoras.
También se midió que, en un año promedio en términos de intensidad y frecuencia de los ataques, la mortalidad de los recién nacidos fue 2,26 veces mayor que lo estipulado en un supuesto año sin acoso.
Llamado a la acción
María Piotto, la líder de la investigación, reveló que los ataques de las gaviotas, tanto a las francas australes como a otras especies de cetáceos, pueden volverse una seria amenaza si se intensifican con el paso del tiempo.
El reciente estudio pone en evidencia el impacto que el acoso de las aves tiene en la mortalidad de las ballenas. Carina Marón, investigadora del Instituto, agrega que el trabajo realizado revela la necesidad de implementar acciones concretas para hacer frente a la amenaza.
Pero no se debe demonizar a las gaviotas. Si bien son estas aves las que acosan a las ballenas, su comportamiento en parte es producto por la actividad propia del ser humano. El descarte pesquero en el mar y la administración inadecuada de residuos en tierra modificaron sus patrones naturales de alimentación, lo que dio como resultado un notable crecimiento poblacional.
Diego Taboada, el presidente del Instituto de Conservación de Ballenas, remarca la necesidad de entender la responsabilidad humana en todo el fenómeno. El llamado a la acción para preservar a los cetáceos de Península Valdés también requiere de centrar la atención en la actividad del ser humano. El control de los descartes pesqueros y el cierre de basurales a cielo abierto son algunas de las primeras alternativas a tener en cuenta.

Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.