El proceso de duelo que atraviesan las orcas hembras cuando muere una cría es un fenómeno que ha impactado a la comunidad científica. Los lazos sociales y emocionales que estos cetáceos sostienen con sus vástagos recién nacidos han llevado a interpretaciones que ponen de relieve la profundidad del dolor de estas madres cuando pierden una cría . 

El proceso de duelo en las orcas hembras es un fenómeno que ha cautivado a los científicos y ha revelado cómo son sus comportamientos- tan asombrosos como dolorosos- cuando llega la hora de afrontar la pérdida de una cría. Aunque el dolor , la pérdida y la elaboración de los duelo constituyen experiencias muy estudiadas del ámbito humano, lo cierto, es que en el caso de los mamíferos marinos, también se ha comenzado a estudiar los comportamientos que parecen sugerir que también experimentan estas emociones.

En el caso específico de las orcas, el vínculo entre la madre y su cría es particularmente profundo y fuerte. El Dr Michael Weiss, miembro del Centro de Investigación de Ballenas, contó a Greenpeace lo que el mundo científico conoce acerca de esta unión que , al momento de morir la cría, desencadena comportamientos asombrosamente dolorosos en las madres.

Este lazo entre ambos parece ser tan poderoso que, tras la muerte de una cría, las orcas madres desarrollan un fuerte apego al cuerpo de su retoño , tanto que pueden pasar días o incluso semana empujándolo a través del agua , a pesar de los inconvenientes y el desgaste que esto puede representar, al punto de poder poner en jaque su misma supervivencia. . Este comportamiento tan penoso de estudiar y evaluar, ha sido interpretado por los científicos como un signo claro de duelo, aunque los investigadores también han sugerido la idea de que estas madres podrían estar intentando reanimar a sus hijos al mantenerlas cerca​​.

Un universo de vínculos complejos y profundos

El dolor de las orcas ante el fallecimiento de un miembro de la familia , en este caso de una cría, no se limita a las madres. La naturaleza matrilineal y sus complejas estructuras sociales significan que el estado emocional , tanto el bienestar como el malestar de un individuo, afectan a todo el grupo. Así lo explicó a Greenpeace , el profesor Darren Croft, biólogo e investigador de la Universidad de Exeter. Para las madres en duelo este sacrificio de cargar con su cría grandes distancias marinas puede tener un costo muy significativo en su salud integral y en su capacidad reproductiva a futuro.

Por ejemplo, los científicos afirman que algunas de las consecuencias pueden ser los sucesivos fallos reproductivos, los partos de crías muertas y una alta tasa de mortalidad de orcas en la etapa juvenil. Estas circunstancias penosas no solo aumentan la frecuencia de períodos de duelo en el grupo familiar, sino que también afectan – y de modo severo- la capacidad de las madres para recuperarse de modo satisfactorio tanto en el plano emocional como físico​​.

El caso documentado de la orca Tahlequah es quizás el ejemplo más preclaro de un proceso de duelo. Esta madre orca, identificada por los científicos como J35, se convirtió en un símbolo en todo el mundo de la capacidad de resistencia emocional de estos asombrosos animales. Luego del deceso de su cría, la orca Tahlequah cargó con sus restos durante 17 largos días, recorriendo una distancia de más de 1.600 kilómetros. Este viaje, tan extraordinario como doloroso, fue registrado con asombro y empatía por la comunidad científica y activistas, quienes lo interpretaron como una contundente manifestación de pesar y de duelo profundo.

Resiliencia en el mundo de las ballenas

Cinco años después de que los científicos documentaron la esforzada y penosa travesía de Tahlequah con su cría fallecida, esta ballena, volvió a experimentar la pérdida de otro recién nacido. En diciembre de 2023, Tahlequah dió a luz una nueva cría, una hembra falleció poco tiempo después de nacida. Una vez más, la madre fue vista en el penoso trajín de cargar el pequeño cuerpo de su bebé por largos días, sumergiéndose repetidamente para recuperarlo cada vez que este se hundía.

En esta ocasión, la orca Tahlequah recibió el apoyo incondicional de su hijo Phoenix y de su hermana Kiki, quienes siempre permanecieron cerca de su madre y compartieron su comida con ella mientras se desplazaban muy lentamente, rezagándose del ritmo de nado resto de la manada​​. Un acto de solidaridad y apoyo familiar que revela cómo las orcas poseen vínculos familiares muy profundos, que muestran la importancia de acompañar en los momentos difíciles sin importar a qué especie se pertenezca.