La observación de ataques de orcas a ballenas sei no es frecuente en la región de Puerto Williams. Los investigadores postulan la hipótesis de que los casos registrados se vinculan a la disminución del tráfico marítimo por la pandemia de coronavirus.

Investigadores de la Universidad de Magallanes de Chile estudiaron el ataque de orcas a ballenas sei en la región de Puerto Williams. Los casos registrados datan del 2020 y 2021. El estudio es significativo ya que no existe mucha literatura científica sobre la actividad de los cetáceos en la zona. Al mismo tiempo, revela que las orcas no habrían cazado a las ballenas solo para alimentarse, sino también para enseñar tácticas de depredación a los ejemplares juveniles.

Un aporte significativo

Las orcas son conocidas por ser de los depredadores más temibles que habitan las aguas de los océanos. Se sabe que cazan ballenas y animales marinos de otras especies, desde tiburones hasta peces.

No sorprende entonces que hayan sido observadas cazando ballenas en la región de Puerto Williams. Sin embargo, el trabajo de un grupo de investigadores revela detalles que implican un aporte al campo científico.

El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad de Magallanes. Los mismos se desempeñan en el Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural, con sede en Puerto Williams.

Fue publicado en la revista Aquatic Mammals y lleva el nombre de “Observaciones de ataques de orcas a ballenas sei y rorcuales comunes en aguas subantárticas de Magallanes, Chile”.

Las claves del estudio

En total se analizaron 6 casos de depredación que tuvieron lugar en el Canal Beagle, frente a las costas de Puerto Williams, durante los veranos australes de 2020 y 2021.

El aporte de la comunidad de Cabo de Hornos fue fundamental. Sus integrantes colaboraron con las fotografías y los videos que fueron recopilados para el análisis. 

Los investigadores llegaron a la conclusión de que todos los ataques fueron liderados por la misma orca hembra, que fue identificada por presentar 3 cicatrices en su aleta dorsal.

Por las características propias del material registrado, no fue posible identificar a otros ejemplares del ataque. No obstante, los científicos tienen la hipótesis de que todos forman parte del mismo grupo familiar, en especial por el liderazgo de la hembra adulta.

Alimentación y aprendizaje

El análisis de los casos de Puerto Williams permitió llegar a la misma conclusión que otros estudios científicos realizados a lo largo del mundo: las orcas no cazan solo para alimentarse, sino que también lo hacen para enseñar a las crías sobre tácticas de cacería.

5 de los 6 ataques fueron letales: apenas una ballena sei logró escapar del acecho de las orcas. Sin embargo, los cuerpos sin vida no fueron ingeridos en su totalidad. En algunos casos, los depredadores solo hicieron uso de partes específicas de las víctimas, entre ellas la lengua, los labios y el vientre.

También se registró un caso de ballena de aleta en cuyos restos había marcas de dientes de estos animales. De acuerdo con Javier Rendoll, uno de los autores del estudio, es una de las pruebas del carácter pedagógico que la práctica de depredación tendría para las orcas.

La importancia del estudio

Uno de los grandes logros de los investigadores consiste en la recopilación de información sobre una temática de la cual no se conoce mucho. La observación de ataques de orcas a ballenas sei en la región no es frecuente, y existen pocos casos registrados por la comunidad científica.

Los expertos sugieren que la cantidad de casos observados durante el 2020 y 2021 se relaciona a la pandemia por coronavirus. La hipótesis consiste en que la disminución del tráfico marítimo en la zona habría generado una mayor actividad por parte de los animales marinos.

Que los cetáceos se muestren más en entornos no perturbados brinda una clave de estudio de cara a su conservación. En especial la de las ballenas sei, especie considerada en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Otra de las conclusiones de la investigación se refiere a la necesidad de sostener los estudios a largo plazo. El objetivo es conocer más sobre los comportamientos de las orcas en la región y también sobre los eventos de mortalidad de las ballenas sei.