La contaminación plástica es un problema que afecta al mundo entero desde hace años. Según investigaciones, si no se hace nada para remediar la situación, el total de desechos plásticos en los océanos podría triplicarse para el 2060.
Rapa Nui, conocida también como Isla de Pascua, enfrenta un grave problema de contaminación plástica. Toneladas de residuos llegan a sus costas provenientes de distintos lugares del mundo, entre ellos el Chile continental y Perú. Gran cantidad de los desechos provienen de la industria pesquera. Las ballenas se ven afectadas al igual que toda la biodiversidad e incluso los habitantes de la región.
Un peligro serio
Rapa Nui se ubica en el centro del Océano Pacífico, a unos 3600 kilómetros de la costa de Chile. Tiene unos 8 mil habitantes y recibe la visita de unos 100 mil turistas al año.
A pesar de sus diversos atractivos naturales y culturales, hoy en día la Isla de Pascua es conocida por una amenaza: la contaminación plástica.
Se estima que 4,5 millones de residuos arriban a la costa de la Isla cada año. La mayor parte tiene su origen en los desechos de los barcos pesqueros industriales. Y llega al territorio arrastrada por las corrientes marinas.
La ubicación de la Isla hace que reciba residuos de Australia y de distintos puntos de Sudamérica, en especial el Chile continental y Perú.
Voluntarios y organizaciones de distinto tipo trabajan sin descanso en la recolección y en el reciclaje de los desechos. Sin embargo, el fenómeno se expande y representa un serio peligro para la biodiversidad de la región.
Contaminación en cadena
La bióloga marina Moiko Pakomio explica que los desechos plásticos atraviesan un proceso de descomposición, tanto en los movimientos de las corrientes como en el impacto con rocas y superficie terrestre.
Este fenómeno da lugar al surgimiento de los microplásticos, que son los plásticos degradados que, por su diminuto tamaño, son consumidos por la fauna de la región.
El consumo puede generar consecuencias fatales para los animales. De manera indirecta, afecta también a los seres humanos, quienes ingieren las toxinas a través de sus alimentos.
Pedro Edmunds Paoa, alcalde de Rapa Nui, explica que los peces que habitan en las aguas de la región constituyen una importante fuente de alimento. La contaminación plástica se expande a través de la cadena alimenticia, afectando la vida de las personas.
Las ballenas en Rapa Nui
Entre los seres más afectados por la contaminación plástica, los cetáceos ocupan un lugar relevante debido a su propia condición vulnerable de conservación.
En la Isla de Pascua se encuentra una gran cantidad de ballenas. La bióloga marina Emilia Tuki tiene la hipótesis de que los cetáceos aprovechan sus aguas para alimentarse, para reproducirse y para criar a sus ballenatos.
De acuerdo con investigaciones recientes, las especies de ballenas que habitan las aguas de la isla chilena son 3: la azul, la minke antártica y la jorobada. La información que se conoce sobre ellas es poca. Su conservación, por lo tanto, también es una cuestión fundamental para fines científicos.
Un problema antiguo
La situación de Rapa Nui es difundida en la actualidad porque la comunidad local está trabajando con el objetivo de que, para fines de este año, se cree un Tratado Global de Plásticos, tal como propone la Organización de las Naciones Unidas. Sin embargo, el peligro de la contaminación plástica data de hace muchos años.
En diciembre de 2019, una publicación de Scientific Reports ya daba cuenta de la situación. El estudio en cuestión afirmaba que más del 50% de la basura que se encuentra en la costa continental de Chile llega a la Isla de Pascua con las corrientes marinas. Y que lo mismo ocurre con el 18% de los desechos plásticos que se originan en la región pesquera de Perú.
Lo más preocupante es que el caso de Rapa Nui es apenas un ejemplo de lo que ocurre a nivel mundial. Una investigación de France24 reveló que, en la actualidad, se arrojan en el mar 15 toneladas de desechos plásticos por minuto.
También agrega que, de no hacer nada para remediar la situación, el total de residuos plásticos en los océanos podría triplicarse de cara al 2060.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.