En Chañaral de Aceituno se pueden encontrar ballenas fin, Minke, jorobadas, azules y francas australes. Estas últimas son las únicas que no se pueden observar desde el agua: su avistamiento debe ser desde tierra debido a su delicado estado de conservación.
Chañaral de Aceituno es uno de los mejores lugares para el avistamiento de ballenas en Chile. Se encuentra en el norte del país y cuenta con la particularidad de que sus aguas son visitadas por distintas especies de cetáceos. La belleza de sus escenarios naturales y la riqueza de su biodiversidad lo vuelven un destino imperdible para turistas locales y de todo el mundo.
Una región para el ecoturismo
Chañaral de Aceituno se encuentra en el norte de Chile, en el extremo suroeste del pueblo de Freirina. Se ubica en la región de Atacama y a unos 610 kilómetros por ruta de Santiago de Chile.
Cuenta con una comunidad local muy reducida. Sin embargo, recibe la visita de una gran cantidad de turistas, quienes se acercan para disfrutar de las ballenas y muchos otros atractivos.
En primer lugar, Chañaral de Aceituno ofrece una destacada experiencia gastronómica y hotelera. Los amantes de la naturaleza pueden acceder a una biodiversidad rica en flora y fauna tanto en tierra como en agua.
Una Reserva Marina
El avistamiento de fauna marina es uno de los puntos fuertes de la región. En Chañaral se pueden encontrar ballenas y también lobos marinos, chungungos y pingüinos de Humboldt, entre otros animales.
La riqueza de la biodiversidad tiene una explicación: en la región se encuentra la Reserva Marina Isla Chañaral, que funciona bajo la administración del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura de Chile.
Isla Chañaral, por su parte, forma parte de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, que es administrada por la Corporación Nacional Forestal.
El paraíso de las ballenas
Otra de las razones que explican por qué Chañaral de Aceituno es uno de los mejores lugares para el avistamiento de cetáceos consiste en la cantidad de ejemplares que se encuentra en el lugar y en la variedad de especies.
La fin o rorcual común es la que mayor presencia tiene en la región conocida como “el paraíso de las ballenas”. En menor medida, se encuentran jorobadas, Minke, azules y francas australes.
Estos últimos casos son especiales debido a que se trata de poblaciones en peligro de extinción. Su avistamiento, por lo tanto, es poco frecuente y debe ser realizado con el mayor cuidado posible.
Avistamiento responsable
La región cuenta con varias opciones turísticas que ofrecen el servicio de avistamiento. En todos los casos, se cumplen estrictas condiciones de seguridad con el fin de garantizar la integridad de los cetáceos y de los ecosistemas que habitan.
Las embarcaciones deben tener la autorización correspondiente para acceder a la Reserva en la que se encuentran la mayor parte de las ballenas.
El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura aclara a su vez que las distancias de avistamiento seguras están reguladas en función de los animales a observar. Para cetáceos menores, aves, reptiles y mamíferos es de 50 metros. Para cetáceos mayores, de 100. Para las ballenas azules, por su parte, de 300 metros.
El delicado estado de conservación de la franca austral de la región hace que sea la única especie que no se puede observar desde el agua: la reglamentación indica que el único modo de avistamiento posible es desde tierra.
La mejor época para el avistamiento
La temporada ideal para observar a las ballenas en Chañaral de Aceituno, sobre todo al rorcual común, es la que va desde septiembre a mayo.
Las agencias de turismo sostienen que las posibilidades de ver cetáceos en el mes de septiembre son del 90%, y que ascienden al 98% entre octubre y mayo.
Otro de los aspectos favorables de la región es que el avistamiento es posible durante todo el año. Sin embargo, en junio, julio y agosto las posibilidades son menores, aunque no pocas: son del 50%.
Más allá de las características propias del lugar, el caso de Chañaral de Aceituno representa un ejemplo para adoptar en otras regiones de Chile y en otros países del mundo.
La protección de áreas marinas atrae a las ballenas y a otros animales que encuentran en las aguas un lugar seguro. También es indispensable para conservar a todas aquellas especies que están en peligro de extinción.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.