Los biólogos marinos le cuentan a Greenpeace por qué las ballenas en general, no pueden tragarse a un ser humano. Para casi todas las especies, tragarse un ser humano es físicamente imposible, además de improbable que suceda. Excepto para una.
El buzo Michael Packar, fue noticia en todo el mundo cuando sobrevivió luego de ser tragado por una ballena mientras se encontraba buceando en busca de langostas en la costa de Cape Cod, Massachusetts.
De aquel momento, Packard recuerda que se encontraba muy tranquilo nadando bajo las aguas cuando de repente, sintió un empujón y luego todo a su alrededor se oscureció. Una ballena lo había confundido con una de sus presas habituales y accidentalmente, lo había tragado.
Para el buzo, fueron treinta segundos eternos en las fauces oscuras de la ballena hasta que repentinamente, el animal salió a la superficie y lo escupió. Estaba a salvo, había sobrevivido por milagro.
Un evento inédito y casi imposible
Los expertos explican que una persona entra perfectamente en la boca de una ballena jorobada, un espacio físico que puede llegar a medir unos tres metros. Pero, es científicamente imposible que la ballena se trague a la persona que , accidentalmente pudo haber entrado en su boca, explica el Dr. Nicola Hodgins de Whale and Dolphin Conservation, una ONG del Reino Unido. La garganta de una ballena jorobada, aunque parezca increíble es aproximadamente del tamaño de un puño humano y solo se puede agrandar hasta los 38 centímetros de diámetro para ingerir un alimento más grande.
En el caso de lo ocurrido a Packard, el experto explica que, el buzo fue propiamente “envuelto en la fauce de la ballena en lugar de tragado” hasta que la ballena se dio cuenta de que algo no estaba bien con su presa y lo escupió de inmediato. Posiblemente, para ambos -animal y humano- haya sido una experiencia traumática. “Simplemente, el buzo Packard, estuvo en un área de alimentación de ballenas jorobadas en el momento equivocado” afirma Hodgins.
Sin embargo, a pesar de ser un hecho inusitado, no es la primera vez que una persona termina en la boca de una ballena. En el año 2020, unos kayakistas se quedaron atrapados en la boca de una ballena jorobada que estaba alimentándose en las aguas de California, al igual que le ocurrió a un operador turístico en Port Elizabeth, Sudáfrica en 2019. Pero, sin dudas, el relato más famoso es el la Biblia que cuenta la historia del profeta Jonás que fue tragado por una ballena , hecho que le evitó morir ahogado y gracias al cual fue depositado en una playa sano y salvo.
¿Qué comen las ballenas realmente?
Los relatos acerca de que las ballenas se tragan a los seres humanos ha formado parte de nuestra mitología, a tal punto que mucha gente cree ha creído que esto es verdad. Sin embargo, es científicamente imposible por la naturaleza física de las ballenas, excepto para el cachalote. Esta especie, forma parte de las ballenas dentadas – poseen dientes- y se alimentan de presas como calamares y peces. Por otro lado, están las ballenas barbadas – la jorobada,la gris, la azul, y la minke- que poseen barbas en la boca en lugar de dientes y comen – o filtran – toneladas diarias de presas diminutas como el krill- plancton, el krill y peces pequeños.
De las 90 especies de ballenas que se conocen en el planeta , los cachalotes son la única que posee unas gargantas lo suficientemente grandes como para tragarse técnicamente, a un ser humano. Estos mamíferos, que alcanzan los 20 metros de largo , tienen esófagos monumentales para alimentarse de presas de gran volúmen como el calamar gigante. De hecho, se han encontrado calamares de hasta 14 metros de largo en el interior del estómago de un cachalote.
Aunque resulte técnica y físicamente posible, que un ser humano sea tragado por un cachalote, la probabilidad de que esto ocurra es ínfima. Se estima que por lo general, una persona común “nunca tendrá la oportunidad real de ver a un cachalote en el transcurso de su vida”, afirma el Dr Rob Deaville miembro del Programa de Investigación de Varamientos de Cetáceos de la Sociedad Zoológica de Londres.
Si bien los cachalotes se encuentran distribuídos ampliamente por todos los mares del planeta, estos cetáceos viven principalmente en mar abierto y pasan la mayor parte de su tiempo en las profundidades superiores a 3000 metros. Por ello, no hay que entrar en pánico si uno desea nadar en una zona en la que pueden alojarse estas ballenas u otras, porque además de no desear al hombre como alimento, a las ballenas les gusta la compañía de los humanos y son animales muy amistosos y sociables.
Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.