Al sur del mar Mediterráneo, cerca del estrecho de Gibraltar, habitan importantes grupos de ballenas rorcuales y delfines que , según indican los expertos, ya han incorporado altos niveles de plastificantes en sus tejidos . Con tristeza , las necropsias realizadas en estos animales evidencian la presencia de plásticos en el hígado, músculos y cerebro, lugar en que se acumula en mayor proporción este material.

El mundo entero, de seguir este ritmo de acumulación de plástico en el suelo, aire y mar, acabará fagocitado por el plástico. Este invento que revolucionó los tiempos posmodernos, es en la actualidad uno de los flagelos principales que está diezmando sin prisa y son pausa los ecosistemas marinos y poniendo en jaque la supervivencia de la biodiversidad oceánica, tan abundante, rica y necesaria para el sustento de los hombres. 

Los plásticos, según indican los biólogos marinos , ya se encuentran en el cerebro, en el hígado, en la grasa y en los músculos de las ballenas y delfines del Mediterráneo. A estas tristes conclusiones arribaron los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que lideraron el estudio y a quienes la presencia de los compuestos organofosforados de los plastificantes en los tejidos de la fauna marina del mar de Alborán, dejó muy alarmados. El porcentaje de plástico acumulado, según se comprobó, alcanza los 25 microgramos por gramo de grasa, lo que implica una alta cantidad de plástico en sus tejidos vitales.

Utilizados como retardantes de llama o plastificantes 

Estos compuestos alcanzan niveles similares a los descubiertos en otros contaminantes ya legislados, tal como es el caso de los bifenilos ploriclorados (PCB) o los polibromodifenil éteres (PBDE), según resaltan los científicos.

“Con una presencia aproximada de unos 423 gramos de plástico por kilómetro cuadrado de área marina”, según indican los autores, “el Mar Mediterráneo está considerado en la actualidad, una importante área de acumulación de residuos plásticos flotantes”. Para los expertos hay evidencia suficiente que muestra que los compuestos organofosforados pueden ocasionar graves daños neurológicos, disrupción endocrina,problemas de fertilidad y cáncer ”, añaden.

Publicado en la revista científica Environmental Research, este nuevo estudio sostiene que, de todos los tejidos de mamíferos marinos analizados- ballenas rorcuales y delfines- presentan un mayor nivel de acumulación plástica en la grasa frente a órganos como el hígado, donde se han registrado los niveles más bajos.

El impacto del plástico en la fauna del Mar de Alborán

“Si nos enfocamos en las aguas del Mar de Alborán, hay que considerar el impacto del cultivo que se realiza en invernaderos donde son utilizados gran cantidad de materiales plásticos, muchos de los cuales luego de su uso, terminan flotando en la costa marina”, explica el Dr Renaud de Stephanis, miembro de la asociación Conservación, Investigación y Estudio sobre los Cetáceos.

La gran preocupación de los científicos se debe a que, de los 12 compuestos plásticos de alto grado de toxicidad descubiertos en la grasa de los animales , 7 estaban presentes también en las muestras analizadas de su cerebro. De este dato fáctico, se deriva la conclusión de que estos plastificantes poseen la capacidad para atravesar sin dificultad la membrana hematoencefálica.

“Esto nos preocupa y alarma, ya que pudimos comprobar que los plásticos tienen mayor tendencia a acumularse en el cerebro que en otros tejidos vitales”, resalta Ethel Eljarrat, científica del CSIC. “Y se sabe de modo fehaciente que algunos de ellos, como el tributilfosfato (TNBP) y el tricloroetilfosfato (TCEP) , tienen un enorme potencial para provocar graves daños neurológicos”.

La urgencia de encontrar una salida al flagelo plástico

Los científicos más destacados del mundo,junto a biólogos marinos y expertos en conservación de fauna marina, se unen al pedido de Greenpeace para la urgente adopción de medidas en todo el planeta para frenar, contener y mitigar la presencia y llegada de plásticos al mar. Para ello, los países deben desarrollar políticas exigentes, eficaces junto a una normativa legal de peso , para encaminar una situación que ya ha afectado al medio marino más de lo que este es posible soportar, corriendo el riesgo de que en el corto plazo, la vida en los mares y océanos sea inviable. Hoy, el mundo necesita comprender que no existe un Planeta B, y que cada especie que se pierde, es un paso atrás que el hombre desanda para su propio perjuicio.