La Real Compañía Marítima de España fue creada por el rey Carlos IV con el objetivo de cazar ballenas y lobos marinos, entre otros animales. Desarrolló sus actividades de captura en el Océano Atlántico Suboccidental.

Hacia fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, la corona española cazó ballenas y lobos marinos en el territorio del Virreinato del Río de la Plata. Un científico argentino que trabaja para CESIMAR-CONICET realizó una investigación con el objetivo de lograr una reconstrucción histórica. El estudio es valioso para conocer el pasado y crea un puente para dimensionar la necesidad de preservar a los cetáceos en el presente.

Una propuesta histórica

Damián Vales es Doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR) para el CONICET. 

Si bien su mayor formación se dio en el campo de la biología, el científico argentino decidió realizar una investigación de carácter histórico. El objeto de estudio, la caza de ballenas y lobos marinos en el Virreinato del Río de la Plata por parte de la Real Compañía Marítima de España.

El propio Vales explica que la empresa fue creada por el rey Carlos IV con el objetivo de capturar mamíferos marinos, recursos de gran valor por aquellos tiempos.

Los animales más cazados por la Compañía fueron los lobos marinos y las ballenas. De ambos se extraía grasa para producir aceite. Y de los primeros también se utilizaban las pieles.

Una extraña paradoja

La Real Compañía Marítima trascendió en la historia como una empresa de pesca española especializada en ballenas y lobos marinos. Lo curioso de su caso es que, al comienzo, solo se interesó en los cetáceos. Pero se encontró con serias dificultades para cumplir con sus objetivos.

La Compañía carecía de la experiencia y la logística que tenían los balleneros de otros territorios, entre ellos el francés, el estadounidense y el británico. Por este motivo, terminó concentrando sus fuerzas en los lobos marinos, aunque sin renunciar a la captura de otros animales.

El autor de la investigación señala una paradoja: que los españoles y los vascos fueron pioneros en el desarrollo de la caza comercial de ballenas. No obstante, indica que hacia fines del siglo XVIII ya no contaban con dicha cultura. Tal es así que la Compañía incluso debió contratar arponeros provenientes de otros países.

La historia de la Compañía

La sede central de la empresa se encontraba en Madrid, España. Allí desarrollaba todas sus actividades vinculadas a lo político y administrativo. También contaba con numerosas sucursales regionales, las cuales se distribuían en distintas localidades portuarias de la Península Ibérica. 

Pero las operaciones de cacería se llevaban a cabo en las aguas del Océano Atlántico Suboccidental.

Las fábricas estaban establecidas en distintos puntos del Virreinato. Las había en Puerto Deseado y en Isla Pingüino (por entonces Isla de los Reyes), en el actual territorio argentino. También en las regiones uruguayas de Maldonado, Punta Ballena, Isla Gorriti e Isla de Lobos.

Hay registros de que en la Patagonia argentina operaron distintas fragatas y goletas. Su función era la de transportar grasa y pieles hacia los puertos de España, muchas veces realizando escalas en el Río de la Plata.

La importancia del conocimiento histórico

El estudio de Vales fue publicado en la revista The Holocene y centra su objeto de investigación en lo ocurrido entre los años 1790 y 1804.

Durante aquel período, las naves de la pesquera española cazaron un total de 100 ballenas francas australes y más de 200 mil lobos marinos de dos especies (de un pelo y de dos pelos). En menor medida, se registraron capturas de elefantes marinos del sur.

La investigación realizada permite tener un mayor conocimiento respecto de lo que fue una verdadera tragedia: la cacería indiscriminada de cetáceos. La misma tuvo lugar durante siglos en todas las aguas del planeta. Dejó a algunas especies de ballenas en peligro de extinción y a otras les causó su desaparición.

Al mismo tiempo, traza un puente con el presente. La cacería indiscriminada finalizó y muchas especies de ballenas muestran una lenta pero sostenida recuperación poblacional. Sin embargo, aún hay amenazas que ponen en riesgo su integridad: la crisis climática, la contaminación, las colisiones con embarcaciones y los enmallamientos con redes de pesca son algunas de ellas.

Damián Vales es claro cuando explica que los datos retrospectivos son fundamentales para determinar el estado actual de las ballenas. Gracias a la información obtenida, es posible desarrollar medidas más eficaces para conservar a los cetáceos y a los ecosistemas que habitan.