Las dos belugas que fueron evacuadas del el Delfinario NEMO de la ciudad de Járkov (Ucrania) llegaron en buen estado a su nuevo hogar el Oceanogràfic de València. El estresante traslado desde un escenario devastado por la guerra, les permite hoy hallar un lugar donde vivir en paz, en compañía de otros animales marinos que residen en el oceanario español.

Los cetáceos que partieron desde Jarkov, la devastada ciudad ucraniana, son dos ejemplares de ballenas belugas: un macho que alcanza los 15 años llamado Plombir y una hembra de 14 de nombre Miranda. Las belugas llegaron en buen estado de salud al oceanario de España pero el viaje les ha ocasionado un gran estrés por lo que los biólogos marinos estiman que el tiempo de adaptación al nuevo hogar podría extenderse más de lo previsto. 

El subdirector de Operaciones Zoológicas del Oceanogràfic, Dr Daniel García, ha informado de que las dos ballenas belugas de Ucrania se encuentran transitando la primera fase de su periódo de adaptación: la de la aclimatación después del transporte, “que implica superar un momento de intenso estrés para los animales”.

“En este momento, lo más importante es ofrecerles un ambiente tranquilo, para que puedan recuperar la calma, un entorno apacible que les ayude a recuperarse luego del extenuante viaje. Lo más importante es que, en este ambiente, se sientan seguras y arranquen a comer”, ha explicado García en declaraciones a la prensa .

Plombir y Miranda exploran su nuevo hogar 

El macho, Plombir, pasadas las primeras horas, se ha sentido más animado y ha empezado a comer normalmente, mientras que a Miranda, la beluga hembra, le ha costado un poco más y, luego de una semana en su nuevo hogar, ya se encuentra “bastante estable”, indican desde el oceanario. Los biólogos marinos explican que, si bien Miranda ha pasado una primera semana dura, hoy se encuentra más aclimatada, ha empezado a jugar con juguetes y a responder positivamente a los estímulos que el equipo ha desplegado para favorecer su adaptación al nuevo entorno del oceanario. 

El Dr García ha precisado que las belugas luego de dos semanas en su nuevo hogar, están comenzado una etapa más intensa de socialización con sus pares . De hecho, ya han tenido los primeros contactos con las dos belugas residentes del Oceanogràfic de Valencia, Yulka y Kylu, a través de las compuertas que comunican ambos recintos. Al momento, los cuidadores están trabajando para que las ballenas ucranianas se animen a pasar a la otra piscina e interactuar con más proximidad con las belugas del oceanario.

“Estamos trabajando muy duro para que vayan conociendo poco a poco su nuevo hábitat hasta poder integrarlos del modo más natural posible con el resto de animales del oceanario”, señaló García. 

Unas ballenas con suerte

Los animales luego de tan larga travesía que enfrentaron, llegaron al acuario español con un leve grado de deshidratación, por lo que al momento, se les está suministrando un plus hídrico. Este complemento conformado por una variedad de gelatinas hidratantes, es fundamental para que sus riñones puedan eliminar el exceso de creatina y urea y recuperar el nivel óptimo. 

Entre las pruebas de diagnóstico realizadas a las belugas , se encuentran las relativas a la detección de posibles patógenos respiratorios mediante una serie de placas tomadas del espiráculo y la pertinente revisión bucal realizada con una cámara térmica que permite identificar posibles inflamaciones o infecciones dentales, informaron los veterinarios marinos del acuario.También se les ha realizado una termografía de la boca, un estudio en que se toma la temperatura para saber si hay alguna inflamación, úlcera o infección, que tampoco han aparecido.

Las belugas y su vida social

El Dr García explica que las ballenas belugas son animales gregarios que viven toda su vida en grupo, por lo que “es muy importante la parte de socialización con sus pares del oceanario”, aunque el momento del posible primer contacto en el mismo estanque ” serán dados por los mismos animales”.

Los biólogos del oceanario han dispuesto micrófonos acuáticos en las piscinas para conocer la forma de comunicarse que emplean las belugas, ya que tienen dialectos diferentes, y mediante el análisis de sus sonidos, se busca conocer si la relación es afectiva o agresiva con el resto de los ejemplares residentes. “La hembra Miranda, al parecer, tiene muy buena afinidad y creemos que podría integrarse mucho antes”, mientras el macho Plombir “parece que necesitará un poco más de tiempo, pero estamos seguros que no tardará demasiado en socializar”, han señalado los expertos españoles.