La Comisión Ballenera Internacional propone una serie de recomendaciones para el avistamiento que son comunes a todas las naciones. Cada país y cada región también puede proponer las suyas.

El avistamiento de ballenas es uno de los principales atractivos del ecoturismo en Colombia. Tanto para la observación de los cetáceos como de otros mamíferos marinos, el país cuenta con una serie de normas que garantizan el cuidado de los turistas, de los animales y de los ecosistemas que habitan.

Una política internacional

La necesidad de preservar a los cetáceos no conoce de regiones: se aplica, o debería aplicarse, en cada uno de los territorios del mundo en los que las ballenas tienen presencia.

La Comisión Ballenera Internacional (International Whaling Comission) nació a mediados del siglo pasado con el objetivo de proteger a estos mamíferos marinos de la caza indiscriminada, de regular la cacería y el uso de los animales con fines comerciales.

También se destaca como una organización que aboga por la conservación de los cetáceos en todos los sentidos posibles. Y el de la observación es uno de ellos.

Ya en 1975 reconoció la importancia que el avistamiento tiene tanto para la investigación científica como para la economía de los países a través del ecoturismo.

Para que la observación se realice de forma responsable, elaboró un manual para toda aquella persona o institución involucrada en la actividad. Recomienda prácticas y aporta recursos educativos a nivel internacional, y abre la propuesta para que cada país las tome y las adapte en función de sus propias necesidades.

El caso de Colombia

La propia Comisión recuerda los antecedentes de este país sudamericano en materia de normas para el avistamiento de ballenas. Las primeras se establecieron en 1995 en el Parque Marino de Gorgona, el cual se ubica en los alrededores de la isla de Gorgona.

En 2001 se aprobó una ley para reglamentar el avistamiento en la región de las costas del Pacífico. En ambos casos, se mencionan recomendaciones relacionadas a las velocidades de las embarcaciones y a las distancias de acercamiento.

La primera guía general de Colombia sobre avistamiento responsable se publicó en 2017. Fue un trabajo realizado en colaboración por el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, por la Dirección de Asuntos Marinos Costeros y Recursos Acuáticos, y por distintos expertos y científicos.

Cuenta con la particularidad de que se centra en las ballenas y en otros mamíferos marinos, entre ellos distintas especies de delfines. 

Claves para el avistamiento

Uno de los requisitos más importantes para el óptimo desarrollo de la actividad se refiere a las embarcaciones con las que se realiza. Cada una de estas debe cumplir con las exigencias de la Dirección General Marítima (DIMAR), y de ninguna manera puede superar la capacidad de pasajeros establecida.

Cada embarcación, a su vez, debe contar con la presencia de un guía autorizado y capacitado, con conocimientos avanzados sobre los mamíferos marinos y sus ecosistemas.

Se recomiendan distancias de acercamiento que difieren en función de las especies: no son las mismas para las ballenas que para los delfines. Lo mismo ocurre con los límites de velocidades y las direcciones de acercamiento.

Entre las acciones que se prohíben se encuentra la de inducir a los cetáceos a acercarse a las orillas. Tampoco se recomienda acercarse a las madres que se encuentran con sus crías o realizar acciones que puedan generar la separación de grupos, ya sea por movimientos o por la emisión de contaminación acústica.

Por último, se sugiere no establecer contactos con las ballenas durante más de 30 minutos. Si hay varias embarcaciones esperando para concretar el avistamiento, la duración límite se reduce a 15 minutos.

Otros cuidados a tener en cuenta

Las recomendaciones no son solo para avistamientos marítimos, sino que también se regula la observación aérea. En este sentido, se estipula una altitud mínima de vuelo de 300 metros. 

Cada una de las regiones en las que se avistan cetáceos también puede definir sus propias condiciones. Parques Nacionales Naturales de Colombia, por ejemplo, recomienda mantener una distancia mínima de 200 metros respecto a las ballenas.

También prohíbe el ingreso de plásticos de un solo uso a las áreas protegidas y recuerda a las personas cuál es la manera correcta de comportarse. No arrojar elementos por fuera de las embarcaciones y no alimentar a los cetáceos son algunas de las acciones más importantes.

🐋 Colombia es uno de los mejores países de Sudamérica para el avistamiento de ballenas. Pero la observación de los cetáceos debe realizarse con mucho cuidado. 

🌊 La Comisión Ballenera Internacional ofrece una serie de recomendaciones para el avistamiento seguro. Colombia y sus distintas regiones también reglamentan la actividad a nivel local. La distancia y el tiempo de contacto con los cetáceos son algunas de las cuestiones clave.

#Colombia #Ballenas #Avistamiento