También conocida como rorcual boreal, la ballena sei es la más rápida de todas las especies. La dificultad de acercarse y los pocos ejemplares que se registran explican lo complejo que resulta su estudio.

La Patagonia argentina es testigo de uno de los fenómenos más sorprendentes de los últimos tiempos: la recuperación de la ballena sei como especie. En peligro crítico de extinción, estos cetáceos regresaron a las aguas de la región después de casi 100 años y son objeto de investigación de los científicos. 

Un regreso histórico

Al igual que tantas otras especies de ballenas, algunas de las cuales finalmente terminaron extinguiéndose, las sei padecieron la caza indiscriminada a lo largo de siglos.

Supieron habitar las aguas de Argentina, pero fueron duramente diezmadas por los cazadores de cetáceos y de lobos marinos. Para sobrevivir, abandonaron la región en busca de nuevos hábitats, y el último registro fehaciente que se tiene de su presencia en el territorio data de 1929.

Al menos hasta este siglo. El regreso de la ballena sei a la Patagonia argentina es una realidad y es un fenómeno que crece. Los ejemplares que se aprecian son cada vez más y los científicos los estudian para conocer en profundidad a la especie.

Las claves del retorno

Los primeros registros de respiraciones en el mar se dieron hacia el 2003, 2004, en Punta Marqués, al sur de la provincia de Chubut. La cantidad de casos aumentó con el tiempo y, hacia el 2010, se decidió seguirlos de cerca.

Mariano Cascarello es profesor de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB). También se desempeña como científico en el Laboratorio de Mamíferos Marinos en el Centro para el Estudio de Sistemas Marinos, perteneciente al Centro Nacional Patagónico. Y, sobre todas las cosas, es uno de los investigadores que se involucró en el caso de las ballenas sei.

El científico reveló que, para el 2011, estos cetáceos ya hacían acto de presencia en las aguas que bañan las costas de Rada Tilly. Con el paso de los años, la idea de estudiar el fenómeno tomó forma y para el 2017 ya se estaba realizando un seguimiento fotográfico.

La necesidad de investigar

Hay dos grandes motivos que explican el desconocimiento que existe acerca de la ballena sei. La ausencia de décadas en aguas argentinas es uno de ellos. La velocidad que tienen -son las más rápidas de todas- y su carácter escurridizo es el otro.

Cascarello y compañía parten de la premisa de que para conservar a una especie hay que conocerla. Y sobre esto basaron su propósito de investigación.

Por el trabajo realizado en los últimos tiempos, se sabe que las sei arriban a las aguas del Golfo San Jorge hacia el mes de diciembre y que permanecen en la región hasta julio.

También se conoce que llegan para alimentarse. Pero no se sabe de qué se alimentan, cómo es su carácter, cómo se comportan en comunidad y de forma individual, y muchas cosas más.

El potencial de avistamiento

Entre noviembre de 2022 y mayo de 2023 se realizaron una serie de vuelos para hacer un cálculo estimativo de la cantidad de ejemplares de sei que se encuentran en la región.

Con la colaboración de la Fuerza Aérea Argentina, se cubrió una extensión de 5000 kilómetros cuadrados de mar, desde la zona de Pico Salamanca (Chubut) hasta Caleta Olivia (Santa Cruz).

Los resultados fueron sorprendentes. De acuerdo con las estimaciones, en dicha área del Golfo San Jorge se encontraban unos 2600 ejemplares de sei. 

Además de indicar lo que sería la recuperación de una especie en peligro de extinción, el hecho genera un fenómeno a nivel turístico, ya que las costas del Golfo se posicionan como potenciales sitios de avistamiento.

El propio Cascarello habló sobre el proyecto y reveló que las probabilidades de que se concrete existen y son muy altas. Sin embargo, el avistamiento aún no está permitido y para que se habilite es necesario conocer más sobre la especie, de forma tal que se garantice su integridad.

Los avances más recientes

Mientras tanto, los científicos continúan trabajando en la región con el propósito de estudiar a estas ballenas.

Durante el mes de abril se realizó una expedición de la que formaron parte investigadores y documentalistas. National Geographic apoyó la travesía a través de su proyecto Pristine Seas. Juan María Raggio, de Jumara Films, lideró un equipo que registró a los cetáceos desde tierra, aire y agua.

Los logros son considerables. Uno de los más destacados consiste en la instalación de 6 dispositivos GPS que permiten seguir los movimientos de los cetáceos. 

Además de precisar la velocidad con que se mueven, la información que se obtenga podría responder uno de los mayores interrogantes que existen: a qué región migran estos cetáceos para reproducirse.

🐋 ¡Las ballenas sei están de regreso en la Patagonia argentina y dan indicios de lo que sería una recuperación histórica de la especie!

🌊 Casi un siglo después, los cetáceos comenzaron a aparecer en el Golfo San Jorge y en la actualidad se estima que unos 2600 ejemplares arriban cada temporada. ¡No te pierdas los detalles en nuestro nuevo artículo!

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