Garra recibió su nombre por las particulares manchas blancas que presenta en su lomo. Tras sobrevivir a un duro episodio, fue avistado por última vez en 2006.
Hace más de 20 años, la bahía de Puerto Pirámides, en Chubut, fue testigo de cómo Garra quedó enredado entre las cadenas de un catamarán. El juvenil de ballena franca austral corrió serio riesgo de vida, pero logró sobrevivir gracias al trabajo en conjunto de la comunidad. En su homenaje se instituyó el 25 de septiembre como el Día Nacional de la Ballena Franca Austral.
Garra, la ballena que sobrevivió
El hecho ocurrió el 25 de septiembre de 2002 en la bahía de Puerto Pirámides, en la provincia de Chubut. Una ballena franca austral que luego fue identificada con el nombre de Garra quedó atascada entre las cadenas de una embarcación.
Se trató de uno de los catamaranes que navegan en las aguas de la región con fines de avistaje. El cetáceo en cuestión era un juvenil de un año de vida, por lo que se supone que se acercó a la embarcación con fines lúdicos y desconociendo el peligro que corría.
Los primeros que intentaron liberar a la ballena fueron los guías y los buzos locales. Sin embargo, se vieron en la imposibilidad de hacerlo. Fue así como tomaron una decisión difícil: la de varar al mamífero marino de manera intencional, para poder cortar las cadenas que lo ataban.
Un final feliz
La maniobra era riesgosa: la posibilidad de que la franca austral perdiera la vida era concreta. Pero todo salió de la mejor manera: las cadenas fueron cortadas y Garra pudo volver al mar.
Hubo que esperar varias horas, ya que la marea era baja y el cetáceo debía recuperar flotabilidad. Fue necesario mantenerlo fresco para cuidar su salud incluso después de romper las cadenas.
El salvataje trascendió por todas las personas que participaron. El Instituto de Conservación de Cetáceos recuerda que miembros del turismo de avistaje, buzos, guarda faunas y un equipo de la Armada Argentina fueron protagonistas del hecho.
El símbolo de la comunidad que trabaja en conjunto para la conservación de los cetáceos inspiró a que el 25 de septiembre, día del acontecimiento, pasara a la posteridad como el Día Nacional de la Ballena Franca Austral.
La historia de Garra
En un primer momento, el juvenil de franca austral recibió el nombre de Garra debido a las manchas particulares que presenta en el lomo. De color blanco, sus formas de parecen a los arañazos de un animal.
Tiempo después se obtuvo más información gracias al programa de foto-identificación que lleva adelante el ICB. Garra nació en 2001 y es hijo de Victoria, una ballena de la que se tiene conocimiento desde 1972.
Mariano Sironi, el director científico del ICB, fue el primero en avistarlo, en tiempos en que era apenas un ballenato recién nacido. Fue en el Golfo San José y también se sorprendió por las particulares manchas de su lomo. Por este motivo, bautizó al cetáceo con el nombre de Zarpazo.
Garra sobrevivió a pesar de las heridas físicas y del estrés sufrido durante el episodio de las cadenas. 4 años después, en 2006, fue avistado por última vez hasta el momento.
Un peligro para las ballenas
Se mencionó que el episodio de Garra inspiró la efeméride del Día Nacional de la Ballena Franca Austral con el fin de reconocer el trabajo comunitario en materia de conservación.
Sin embargo, también pone en primer plano los peligros que estos cetáceos enfrentan tanto en las aguas de Península Valdés como en muchas otras regiones del mundo.
Las colisiones con las embarcaciones son una grave amenaza para las ballenas. También una de las mayores causas de muerte. Y lo mismo ocurre con los enmallamientos.
Las redes de pesca, las sogas, los fondeos, las cadenas y las boyas son objetos que ponen en riesgo a los cetáceos y a otros animales. El desafío se encuentra en la necesidad de encontrar un equilibrio entre su uso y la integridad de las especies marinas.
Es una evidencia más de que la conservación de las ballenas no consiste solo en el cuidado de los cetáceos en sí. La preservación de su hábitat, de su entorno natural, y de las distintas especies con las que interactúan es igual de fundamental para garantizar su integridad.
🐋 Conoce la increíble historia de Garra, la ballena franca austral que se convirtió en símbolo de conservación marina. Atrapada entre las cadenas de un catamarán, fue salvada por su valentía y la acción comunitaria.
🌊 Más de 20 años después, el acontecimiento sigue siendo inspirador y nos recuerda la importancia de cuidar a los cetáceos y sus hábitats naturales.
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Martín Prieto comenzó su carrera en Greenpeace Argentina como Director Ejecutivo. Logró importantes avances como la sanción de la Ley de Promoción de la Energía Eólica y la Ley de Protección del Bosque Nativo. En 2012, asumió como Director Ejecutivo de Greenpeace Andino, liderando las oficinas de Argentina, Chile y Colombia hasta 2018.
En 2006, Prieto fue designado Líder de la Campaña de Ballenas por Greenpeace International, destacándose en el bloqueo de los intentos de Japón de retomar la caza comercial de ballenas junto a la Comisión Ballenera Internacional. Además, ha sido asesor de Greenpeace International, Greenpeace Mediterráneo, Greenpeace India y Greenpeace Rusia.